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El gobernador Zamora se
dispone a anunciar su postulación a la “re re”, usufructuando el apoyo de la
presidenta y de la gran mayoría de los santiagueños.
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No
hay misterio. Gerardo Zamora se postulará como candidato a gobernador y, aupado
por más del 87 por ciento de intención de votos, se lanzará a la re-reelección
utilizando para ello la vía judicial que ya habría sido firmado por una jueza
en lo Civil y Comercial.
De
este modo, en primera instancia, el zamorismo ya contaría con la declaración de
“inconstitucionalidad” de la cláusula transitoria de la Constitución que
expresa que el período de 2005- 2009 “se considera como primer mandato”.
La
jueza, a través de lo que se conoce técnicamente como acción declarativa de
certeza (también llamada acción declarativa de inconstitucionalidad), le abriría
el camino al gobernador para aspirar y transitar hacia la “re re” sin
impedimento alguno.
Por
supuesto que la ingeniería político-jurídico-constitucional provocará revuelo
entre los distintos sectores de la oposición santiagueña, pero de todos modos Zamora
apuesta a que difícilmente los recursos o los planteos se lleguen a definir o
resolver antes del 27 de octubre (fecha de las elecciones a gobernador, vice y
diputados en Santiago del Estero) ni hasta del 10 de diciembre (día que,
seguramente, jurará su tercer mandato). Se juega, entonces, a que si los
reproches sobre inconstitucionalidad llegarían hasta la Corte Suprema de
Justicia de la Nación siempre serían en 2014, cuando esté en funciones y,
consecuentemente, caerán por devenir en abstracto.
Todo
a favor
En
la Casa de Gobierno de la calle Rivadavia especulan que cuando Zamora salga
airoso y alcance la “re re”, volverá a ofrendar un “amplio triunfo” al alicaído
cristinismo, conforme al primer paso dado en las primarias del 11 de agosto,
cuando llegó a marcar un récord con la victoria más abultada, tanto que mereció
el reconocimiento de Cristina Fernández de Kirchner como “el gobernador más
exitoso” en recolectar votos; encomiando el porcentaje del 70,48.
Incluso,
trascendió en la sede gubernamental que fue la mismísima presidenta la que
después de examinar los guarismos de las Paso alentó a Zamora para buscar el
tercer mandato, porque ella está interesada en mantener “la lealtad y la
adhesión al proyecto nacional y popular” de los siete diputados y de los tres
senadores nacionales por Santiago del Estero; todos provenientes del Frente
Cívico por Santiago.
De
eso se trata. Nuestra provincia viene recibiendo caudales extraordinarios de
fondos federales (como nunca ocurrió en Santiago del Estero), y aportes
millonarios que posibilitaron levantar obras públicas de gran envergadura,
porque tanto Néstor como Cristina Kirchner decidieron que el Poder Ejecutivo
Nacional estaba obligado a hacer realidad la “merecida reparación histórica”.
Claro
que toda esta declamación de la Nación sobre la “reparación histórica” hacia la
provincia es puro eufemismo, porque salta a la vista que los santiagueños
logran lo que piden por la única razón de que Zamora es el único sobreviviente
de la transversalidad y la Convergencia Plural, y hasta ahora no escatima su
adhesión e 0 identificación plenas ; ora con el kirchnerismo, ora con el
cristinismo.
“Lo
que anda bien no se cambia”
Zamora
es -como aquellos entrenadores deportivos-, de los se convencen que “lo que
anda bien no se cambia”, y a veces hace uso y abuso de esa premisa, porque
valiéndose de la abrumadora fuerza electoral que consiguió en ocho años de
gobierno se anima, por ejemplo, a conservar
en sus sillones a casi todos sus colaboradores, sabedor de que su figura y su relación
con la gente le permiten disimular la impericia y hasta las prácticas non
sanctas de algunos miembros de su gabinete ó de otros burócratas que funcionan
a puertas cerradas y nunca tienen tiempo para atender ni a la dirigencia ni
menos al santiagueño común.
Concretamente,
como fueron antes otros “tatas”, hoy Zamora es el dueño de todo el poder (especialmente
el electoral), y ello es lo que lo impulsa a la “re re” que muchos la comparan
con algo parecido a la perpetuidad.
También,
por supuesto, se vale del santiagueño y de su idiosincrasia invariable (casi
mendicante) de ponerse al lado del poderoso de la política (“porque tiene la
lapicera) a quien puede pedir una casa, un puesto y hasta bolsines de
mercadería. Esos santiagueños, hoy “zamoristas de la primera hora”, son los que
a diario le dan más aliento a Zamora para su “re re” en ciudades y parajes, con
la afirmación y el interrogante: “Si no es Gerardo, ¿quién?”.
Observando el espinel de candidatos a
gobernador, uno termina dando la razón a la gente y, por aquello de que “el
pueblo nunca se equivoca”, repitiendo que “Si no es Zamora, ¿quién?”.