Antonio Anselmo Romano,
la cada vez más filosa espada que discute, se burla y ridiculiza a la endeble
oposición en la Cámara de Diputados de Santiago del Estero.
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El
gremialista estatal (Utepse), Antonio Anselmo Romano, sigue sin perder
oportunidad para hacer renegar a la oposición en la Legislatura provincial y,
de algún modo, es el que le pone chispa (ingenio, gracia) a las cada vez menos
promocionadas y para nada difundidas sesiones en las siestas de los martes.
Pone
la mejilla una y otra vez pero retruca con mucha picardía pegando a donde más
les duele a los referentes de los opositores, protagonizando ese debate picante
que da brillo y vuelve atractivas a las sesiones de todo Parlamento.
Es
el único que se “entrena” para cada reunión. Cuando advierte que la oposición
se prepara para dar un golpe al Gobierno del Frente Cívico por Santiago, no
sólo estudia el asunto sino que busca recortes de diarios de otros tiempos políticos en los que el
adversario aparece contradiciéndose a su posición actual. ¡Pobre el opositor
que pasó de un partido a otro o que se cambió varias camisetas en su
trayectoria política! “Romanito” lo desnuda y lo deja como un camaleón.
Este
martes se mandó una jugada maradoniana para burlarse, aguijonear (picar) y
entrampar a los opositores. Una vez que se leyeron los asuntos ingresados,
Romano pidió la palabra e interrogó al presidente Provisional de la
Legislatura, Marcelo Barbur: “¿Sabe si la oposición presentó algún proyecto
sobre la falta de mérito que se dictó a favor del senador Gerardo Zamora en la
causa ‘Sueños Compartidos’”. Claro que fundó su pregunta: “Es que no he leído
nada porque vengo de una semana con muchos problemas que hubo que resolver por
mi actividad gremial”.
Cualquier
opositor vivo y con gimnasia legislativa se queda callado ante la burlona pregunta.
Pero
el ingeniero Marcelo Lugones no pudo con su genio y cayó como un chorlito en la
trampa que le tendió el peronista. Encima, Marcelo intentó denunciarlo ante la asamblea “porque acude a la chicana política”.
Fue
peor. El gremialista le explicó que, efectivamente, “he acudido a una chicana
política que es le salsa de los debates parlamentarios. Esto es la política. El
diputado opositor debería saber que la expresión chicana significa provocar o
aguijonear una discusión, sobre todo en temas políticos o cuestiones de interés
económico”.
Al
final, golpeó fuerte a Lugones: “Esto es discusión política. Si le molesta la
chicana le digo que ‘la manteca no es para los gatos’”.
Traducido, “Romanito”
le dijo que algo bueno, de calidad, (como puede ser la política) no es para
alguien que no tiene la capacidad de apreciar su verdadero valor.
Lugones
quedó como que es una persona que está en política pero que no está a la altura de las circunstancias…