Por Mariano
Bergero, en La Voz del Interior, de Córdoba.
El
gobernador de Córdoba dialoga con Juliana Awada y Mauricio Macri, en el palco
de honor del oficio en El Vaticano, donde el papa Francisco presidió
la santificación del cura Brochero.
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“Es una posibilidad que habrá que ver si toma
forma. No descartamos nada. La relación no puede ser mejor”. El comentario
salió de boca de un schiarettista hasta la médula.
En la misma semana, un mestrista bien
considerado entre los macristas fue conciso y contundente: “Estamos al tanto.
Si se concreta, sería desastroso para la UCR”.
Las frases aluden a una versión que en privado
comentan peronistas y radicales cada vez con más intensidad: Macri presidente,
Schiaretti vice.
El sigilo es grande en torno a esta hipotética
fórmula presidencial. Y no es casual. Su concreción representaría poner patas
para arriba el sistema de alianzas y los acuerdos políticos existentes en la
provincia.
La posibilidad es meditada, a fuego lento, en el
círculo íntimo del gobernador y ya inquieta al delasotismo, alineado a nivel
nacional con Sergio Massa, hoy la alternativa peronista mejor perfilada para
acotar a sólo cuatro años el ciclo que Macri ya dijo que quiere que sea extra
large .
“Si hoy somos parte de la garantía de
gobernabilidad del Presidente, no descartamos nada hacia delante”, reforzaron
cerca de Schiaretti.
Los gestos y señales entre el mandatario
cordobés y el jefe del Estado abundan y no paran de crecer desde el 10 de
diciembre hasta aquí. Ningún otro gobernador peronista fue tan explícito y
enérgico para defender el camino económico elegido por Macri, con tarifazo
incluido. “Este es el rumbo correcto. Si no se tomaban estas medidas el país
iba a una eclosión”, repite “el Gringo” en público y en cada foro empresarial
en el que toma la palabra.
A diferencia de José Manuel de la Sota, Schiaretti
no busca incidir en el reordenamiento del PJ nacional. Por eso se mueve sin
ataduras y puede concederle al macrismo un capital impropio que utiliza de
apoyo para sostener parte de la actual gobernabilidad: exhibir como aliado al
mandatario peronista más importante del país. Así, Macri controla la provincia
de Buenos Aires con Eugenia Vidal; Capital Federal con Rodríguez Larreta y
tiene a Córdoba como socia privilegiada.
El eventual binomio, además, podría convertirse
en el aún lejano 2019 en la frutilla de la torta de una premisa por la que
trabajan con decisión ministros macristas como Rogelio Frigerio.
Si Schiaretti optara por dejar plantado en el
altar a De la Sota –lo que significaría romper la exitosa alianza política en
la que alternan la conducción–, la “pata peronista” en la que tanto invierte
tiempo y recursos el PRO tendría en el cordobés a su mayor representante.
Hasta Emilio Monzó le cedió un pase de gol al
gobernador. En el último Coloquio de Idea de Mar del Plata, el presidente de la
Cámara de Diputados y último armador del PRO en nuestra provincia, dijo no
estar preocupado por el resultado legislativo del año que viene en Córdoba, ya
que considera a Schiaretti como un “macrista” más. Toda una señal.
Con
impacto
La versión sobre el eventual binomio
presidencial irrita por igual a delasotistas y a radicales, en especial a
quienes trabajan para que Ramón Mestre conquiste la gobernación.
Allegados al tres veces exmandatario afirman que
detrás de esta movida están los schiarettistas, los mismos que buscan elevar el
perfil del vicegobernador Martín Llaryora, como una alternativa en caso de que
De la Sota no encabece la lista en 2017.
Para Ramón Mestre, la hipotética alianza entre
Macri y Schiaretti representaría un escollo enorme para su plan de suceder a
Unión por Córdoba en el poder.
Y significaría para
el PRO implosionar el acuerdo con los radicales cordobeses.
En el macrismo local no
desconocen la versión, pero prefieren guardar prudente silencio. Falta tanto
para 2019...
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