Por V. Cordero, en La
Prensa de Buenos Aires.
Una sociedad
democráticamente sólida no puede ni debe jamás poner en “tela de juicio” a la
Justicia, sostiene el analista V. Cordero.
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Ya
en la vieja Roma previa al cristianismo, el poeta Horacio arriesgó un
pensamiento que hoy tiene curiosa vigencia: “La justicia, aunque anda cojeando,
rara vez deja de alcanzar al criminal en su carrera”. Hoy los argentinos no
estamos discutiendo de política sino de Justicia y ese es un mal síntoma. Una
sociedad democráticamente sólida no puede ni debe jamás poner en “tela de
juicio” a la Justicia. Los ciudadanos libres deben siempre estar del lado de la
Justicia a favor o en contra de quien sea. Estas no son horas para celebrar,
son tiempos de reflexión para ver qué tan bien andamos como democracia.
Politizar todo es escudarse en la trampa, en la tergiversación de la realidad,
en armarse una trinchera para esconderse de un enemigo que no es tal, porque la
Justicia no ataca, sino que pone luz y separa a los buenos de los malos. Este
jueves fue un día en el que los argentinos volvimos a preocuparnos porque vimos
reacciones encontradas que desviaron los hechos hora tras hora. El fallo de un
juez provocó una reacción política que sonó a victimización utilizando
argumentos que no tienen cabida en estos tiempos. Se habló de persecución
política, se acusó al Poder Ejecutivo, se vinculó la decisión del magistrado a
la asunción de un miembro del Senado como si eso fuera a cambiar la historia
del país (nunca un solo legislador pudo hacerlo y esta no será la excepción) y
además se buscó sacar rédito político intentado revertir la decisión de algunos
senadores de formar un bloque diferente. Nadie debe prejuzgar sobre la
culpabilidad o inocencia de un imputado por un delito, solo el accionar de la
Justicia, con su sistema de pruebas y testimonios alcanzará la ecuanimidad y
fallará en uno u otro sentido. Discutir en casa o una sala del Congreso si tal
o cual personaje es responsable de un delito y juzgar al juez o aplaudirlo, es
caer en la necedad de querer anticipar una condena de culpabilidad o
absolutoria. No mezclemos los poderes de la democracia ni los usemos para
atacar o defendernos, así no funciona la cosa, así no vamos por buen camino.
Las defensas de los imputados tienen que hacer su trabajo más allá de los
medios de comunicación y si creen que tienen la razón, hacerla valer en los
juzgados y no frente a las cámaras y los micrófonos para de paso, pasar
facturas o hacer campañas. Yo no sé de leyes y no sé si un juez actúa bien o
mal, se que debo dejar que la Justicia haga su trabajo porque solo así se
llegará a la verdad y se sabrá quién se equivocó, si el que actuó en forma
delictiva o el que se encargó de juzgarlo. Al fin y al cabo las cárceles de
este país no están llenas de inocentes que imploran su libertad con algún
derecho. Tenía razón Horacio y esperemos que esta vez la Justicia vuelva a
alcanzar al criminal en su carrera, esté del lado que esté.
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