El alambrado levantado
por el poseedor.
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La destrucción de “la
banda” de Mishima.
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Arena
Política ha realizado varias crónicas sobre estos incidentes que se desarrollan
tanto en el terreno como en la antesala de la comisaría seccional Décima, del
barrio Autonomía. El fiscal Municipal, Mishima, apareció varias veces en el
predio, pero “no da la cara” a la hora de enfrentar al comisario o a las
autoridades judiciales. Desde ayer, como se encuentra de vacaciones en Brasil, envía
a sus matones con un abogado del foro local y hasta de una escribana.
La
singularidad del caso es que el poseedor del terreno, Lázaro Ricardo Salomón,
ha recurrido oportunamente a la justicia y ha logrado una medida cautelar que lo
autorizó a ocupar el predio, de todo lo cual fueron notificados los policías de
la comisaría seccional Décima a fin de proteger la seguridad de la propiedad.
Frente
a los embates de la gente de Mishima, se iniciaron los trabajos de alambrado
del terreno porque, según apuntó Salomón en una nueva presentación ante la
justicia, “me encuentro perjudicado económicamente (como lo relatara en la
demanda originaria) dado que no puedo trabajar en el inmueble por el continuo
hostigamiento que tengo por parte de quienes creyéndose dueños pero no
acreditando título alguno ya que la posesión la ostenta el suscripto, sigo
siendo amenazado continuamente por quienes pretenden ocupar mi propiedad y
turbar mi posesión sin tener derecho alguno sobre ella”.
Agresión
y amenaza de muerte
La
semana pasada, Salomón fue llamado porque el cuidador del terreno, Argentino
Santillán, fue agredido por tres sujetos que llegaron en una camioneta
Volkswagen Amarok de color azul oscura, quienes le provocaron lesiones en el
rostro, y amenazándolo que lo matarían si continuaba en el predio. Todo ello
consta en la denuncia y el certificado policial del 21 de enero, asentados en
la seccional Décima.
Hace
unas horas, la misma patota de Mishima concurrió en compañía del hermano del
fiscal Municipal, de nombre Federico, un
abogado apellidado Álvarez y una escribana.
Por
la tarde, la patota, sin “jefes”, llegó y comenzó a cortar el alambrado, hasta
que llegó la policía y detuvo a dos de los agresores y usurpadores, los que se
encuentran detenidos en sede de la comisaría seccional Décima.
El
relato pone de manifiesto cómo un grupo de sujetos, dirigidos por un
funcionario de la municipalidad de la Capital, con el rango de fiscal, deciden
pisotear a la justicia que intervino y adoptó las medidas pertinentes en torno
a este incidente.
Notaria y un abogado, con
los “invasores”.
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