El juez Darío Alarcón desalojó de inmediato a “la banda de usurpadores” del campo ubicado en Pellegrini, perteneciente al Grupo Lucci, de San Miguel de Tucumán. |
-En fecha 03 de julio del 2012, un ingeniero del Grupo Lucci informó que un señor identificado como Iber Armando Villagrán reclamaba un sector del campo Moya, y que intentó asentarse en el mismo con gente armada dirigida por el abogado Carlos Bernardo Weyenbergh.
-En fecha 19 de octubre de 2012, el citado Iber Armando Villagrán realizó una denuncia en la comisaria 32 de Nueva Esperanza, Pellegrini.
-En fecha 20 de octubre de 2012, Iber Armando Villagrán y una comisión policial de Nueva Esperanza realizó una inspección ocular en el sector en conflicto, motorizándose la policía precisamente por cuenta y orden de Weyenbergh.
-El 22 de octubre de 2012, personal del Grupo Lucci se presentó en la comisaria 32 de Nueva Esperanza para adjuntar el dominio del campo, a fin de que se adjunte a la denuncia realizada originariamente por Iber Armando Villagrán, asesorado por el citado abogado.
-El 23 de octubre de 2012, el intruso Iber Armando Villagrán ingresó en el campo del Grupo Lucci, denominado Moya, acompañado por personas armadas. El capataz del grupo Lucci, de apellido Díaz, es amenazado por los intrusos que, armados, le aseguraron que no se irán del predio y que resistirían cualquier embate.
-El abogado del Grupo Lucci denunció lo ocurrido ante el juez del Crimen de tercera nominación, Darío Alarcón, quien entendió la situación de inmediato y ordenó, verbalmente, al comisario de Nueva Esperanza que concurra al lugar y desaloje a toda persona armada que se encuentre ocupando el campo. Alrededor de las 18, la policía secuestró armas de calibre 45 y 9 mm, y escopetas calibre 14 y calibre 16mm; todas con los números de serie limados.
La orden emanada del juez Darío Alarcón fue contundente y el comisario debía desalojar a todos los intrusos y proceder a la detención de aquellos que se encontraban armados.
Sin embargo, el comisario decidió detener a tres personas y dejar a un cuarto en el sector quien, sugestivamente, se comunicaba por teléfono móvil con una persona a quien el encargado Díaz escuchó que lo llamaba como “don ‘Ati’”.
Lo cierto es que, claramente, el comisario de Nueva Esperanza vulneró la orden del juez y expuso la total connivencia de la policía con este tipo de “negocios”.
-Una vez enterado el juez Alarcón que no se había dado cumplimiento a la orden emanada, llamó a la comisaria y ordenó al comisario que haga cumplir la orden de inmediato, por lo que terminó por detener a la cuarta persona (armada) en el campo Moya, completando el desalojo de los usurpadores.
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