Neder, candidato a Vice gobernador y Montenegro, senador nacional electo, los dos principales referentes del peronismo y amigos personales de Zamora. |
Pasaron más de ocho años (desde marzo de 2005, mes que
asumió Gerardo Zamora su primer período gubernamental), y la gran mayoría de la
dirigencia peronista supo respetar el liderazgo del hombre que venía del
radicalismo. Pocas veces, la fuerza arrolladora de lo que fue el juarismo o el
iturrismo conformó un bloque monolítico que se mantuvo leal (rayando con la
sumisión) hacia el gobernador Zamora, a pesar de que la paga se parecía a una
migaja: el Ministerio de Gobierno en la persona del loretano José Emilio
“Pichón” Neder, un dirigente que fue de César Eusebio Iturre y que de Carlos
Arturo Juárez, pero de medio pelo, sin ninguna posibilidad de llegar a cargos
importantes; excepto su paso por una diputacía provincial. En este punto, vale
la pena recordar que llegó al Ministerio de Gobierno por una amistad casi
fraterna con Zamora y no porque fuera un referente y mucho menos un líder de
alguna fracción del peronismo.
A poco de andar, Zamora sorprendió al contexto nacional
cuando se alineó en el “proyecto nacional y popular” de Néstor Kirchner, y
“Pichón” Neder, silenciosamente y con mucha prudencia, sacó a relucir su
diplomacia y su política de mano suelta para arrimar punteros. Uno se convirtió
(Zamora) en principal referente kirchnerista en la provincia, y el otro (Neder)
en el armador que juntó a todos los peronistas y supo ponerlos al lado del
Frente Cívico por Santiago. De este modo, los dos fueron artífices de la maciza
estructura y del imbatible aparato que obtuvo triunfos rotundos de hasta el 76
por ciento de los votos.
Tropezón y llegada del peronismo
Zamora, embalado por algún mal ministros y otros
ineficaces asesores, encaró el proyecto del tercer mandato o la “re re”, a
sabiendas de que una cláusula transitoria de nuestra Constitución se lo impedía
con una claridad meridiana. Tres planteos llegaron a la Corte Suprema de
Justicia. Los dos primeros fueron rechazados por “mala presentación”, pero fue
el tercero, presentado por el Comité Nacional de la UCR, que por su enjundiosa
fundamentación abrió la instancia de una medida cautelar que hizo trastabillar
al zamorismo; a pesar de que el nulo ministro-asesor repetía al gobernador
que “todo está bien…que “todo es un mero
trámite”. Desconocía este oscuro colaborador del gobernador que la Corte Suprema,
al “avocarse”, iba a leer la famosa
cláusula transitoria y que se caería todo;
tal como ocurrió.
Zamora sorprendió al país y conmovió a los santiagueños
con el as que tenía en la manga: aceptar el pedido de la CGT para que fuera su
esposa la candidata.
El gobernador marcó la cancha varias veces al decir: “No
me voy de Santiago. Me quedó para que el proyecto siga adelante y podamos
continuar concretando obras y terminar otras importantes que están en
ejecución”.
Y seguro que empezaron los cambios, porque le dio el
lugar que el peronismo se venía mereciendo al nominar como vicegobernador al
referente de Bases Peronistas y de la CGT-Santiago. Lo dijimos en otras notas:
Zamora se ha peronizado porque otorgó a los “primos” dos cargos de valimiento
político: Gerardo Montenegro (de Bases Peronistas y de la CGT), es el tercer
senador nacional electo, y “Pichón” va a llegar a la Vice gobernación sin
ningún contratiempo. Asimismo, no será extraño que Zamora decida incorporar a
otros dirigentes provenientes del peronismo en otras responsabilidades de
relevancia dentro del Poder Ejecutivo.
La “era de Claudia”
Además, la postulación de Claudia Ledesma Abdala de
Zamora a la primera magistratura es una seña clarísima de que se piensa
producir un giro copernicano en el Gobierno, desalojando a los ineficaces, a
los improvisados y a los impresentables, para encarar una administración
prolija y alejada de toda sospecha.
Es lo que correspondería hacer en procura de que la
escribana Ledesma Abdala de Zamora deje la huella de una gobernadora seria,
responsable que, con el invalorable apoyo de la Nación, ponga el sello distintivo
con políticas de Estado que incluyan a todos y pueda ejecutar obras
fundamentales que beneficien a los que menos tienen. Estos objetivos están al
alcance de su mano.
Y Zamora, de atrás, oficiará de operador político capaz
de mantener su lazo con el Gobierno Federal, y custodie, a nivel local, su
alianza con los peronistas a los que, en este nuevo período, los ha puesto a la
par.
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