Por Deyes Sosa (Nota III, especial para Arena Política)
A fines del mes de abril, en el noticiero de Canal 7 de Santiago del Estero, se informó sobre el procesamiento de una escribana y de dos empleados del Registro de la Propiedad Inmueble. La misma noticia fue receptada por el Diario Panorama, sitio virtual del canal de noticias.
Una hora más tarde desapareció dicha publicación del medio informativo, por lo que no se pudo constatar detalles de la noticia. Al día siguiente, no apareció en ningún medio escrito ni radial ni de ninguna índole la noticia policial que, sin dudas, se la considera de trascendencia por la importancia de los profesionales y empleados involucrados.
Resulta que el año pasado mediante promocionado operativo de prensa el ex juez Juan Jorge mando a allanar la escribanía del escribano Hipólito Murad en la ciudad de la Banda, secuestrándose protocolos y documental de variada índole. En el mismo procedimiento se detuvo también a varios empleados del Registro de la Propiedad, quedando prófugos varios dependientes que casualmente ese día no concurrieron a su lugar de trabajo.
Cumplidas las diligencias preliminares el entonces juez del Crimen fue tomando conocimiento de los hechos hasta que se dio cuenta que hizo “sapo” en el procedimiento y, más aún, que había detenido a empleados que habían cumplido con el circuito administrativo conforme práctica de la dependencia. Asimismo, había detenido a un profesional que cumplió con su deber de fedatario, infligiéndole un severo daño moral; amen de otros delitos que recayeron en personas inocentes.
Al parecer todo volvió a la normalidad, pero las presentaciones del escribano Murad y las declaraciones de los empleados afectados pusieron en descubierto que un funcionario del Registro no fue citado a declarar, pese a que había rubricado un informe que a los postres resultó apócrifo. ¿Y de quién se trata? Del mismo funcionario de quien ya nos ocupamos en otras notas, el abogado Luis Salomón Domínguez, sobrino del ministro Ricardo Daives y del ex juez Salomón.
Los hechos comenzaron con el ingreso de un pedido de informe para venta de un inmueble en el departamento Figueroa por parte del escribano Murad. Dicho informe resultó ser positivo y fue confeccionado por una empleada de la oficina pertinente. Posteriormente se vendió el inmueble e ingresó la escritura para su inscripción. El trámite estuvo a cargo de otro empleado
Resulta que el verificador de turno suscribió la escritura por el solo hecho de que rubricó lo que tenía a la vista. A ese certificado lo refrendó Luis Salomón Domínguez en su carácter de asesor de la dependencia. De inmediato, el secretario del escribano Murad retiró la escritura debidamente registrada, sin novedad.
Resulta que el verificador de turno suscribió la escritura por el solo hecho de que rubricó lo que tenía a la vista. A ese certificado lo refrendó Luis Salomón Domínguez en su carácter de asesor de la dependencia. De inmediato, el secretario del escribano Murad retiró la escritura debidamente registrada, sin novedad.
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