domingo, 19 de septiembre de 2010

El evangelio del domingo: parábola del administrador desaprensivo

Mario Ramón Tenti
Domingo 25 Durante el año: 19 de Septiembre del 2010
Lucas 16, 1-13

Introducción
El texto que reflexionamos hoy se compone de dos partes: la parábola del administrador desaprensivo (16,1-8ª) y tres aplicaciones de ésta parábola (8b-13).
Luego de la narración de las “parábolas de la misericordia” que trataban sobre la “alegría” por los que vuelven a Dios (cap. 15), ahora, Lucas orienta la atención sobre los bienes materiales: ¿qué actitud deben mantener los discípulos frente a los bienes materiales? y ¿cómo usarlos adecuadamente?. 

El administrador desaprensivo (16, 1-8ª)
 La parábola narra la situación del administrador de un hombre rico que fue acusado ante su patrón de mal administrar sus bienes. Como éste decide desemplearlo, el administrador llama a los deudores del patrón y falsifica las deudas en provecho de los deudores: al que debía cien medidas de aceite le imputo cincuenta y al que debía cien cargas de trigo le hizo poner en el recibo ochenta. El patrón alabó al administrador por la astucia con que obró. Ahora bien, ésta parábola en boca de Jesús ¿que quiere decir? ¿cuál es su significado? Resulta increíble que se alabe y se ponga como ejemplo a una persona deshonesta.
Sin embargo, era práctica habitual en el antiguo medio oriente, que el administrador hiciera préstamos de las propiedades de sus patrones, por la que recibía una “comisión” en concepto de intereses. Es esta comisión, que le corresponde,  la que el administrador descuenta a los deudores de su patrón. Por lo tanto, no se trata de una nueva estafa, sino que renuncia a lo que le corresponde para ganarse la amistad de esas personas. Es esta actitud la que alaba el patrón (Jesús): frente a las exigencias del Reino hay que actuar calculando los riesgos y aún renunciando, si es preciso, a las posesiones materiales. 

Aplicaciones de la parábola (8 b -13)
Inmediatamente después de la parábola, Lucas coloca tres máximas sapienciales de Jesús que tienen por finalidad adoctrinar a los discípulos respecto de la actitud que deben tener frente a los bienes materiales. La primera enseña a los discípulos a obrar con sagacidad (como los hijos de este mundo) pero frente a las exigencias del Reino, porque allí se juega el sentido de su vida y su destino. La segunda exhorta a la “fidelidad”, el que es fiel en lo insignificante también lo será en lo importante. Se trata de ser fiel cada día, de administrar correctamente los bienes, en especial aquellos que se derivan de la llegada del Reino de Jesús. Por último, la tercera máxima exige una radicalidad absoluta: o Dios o el dinero, no hay alternativa. Si los discípulos proyectan su vida en una búsqueda desenfrenada de dinero y se hacen esclavos de sus bienes no podrán servir a Dios y su Reino.

Conclusión
Esta parábola ha tendido a lo largo de la historia diferentes interpretaciones, muchas de ellas contradictorias entre sí. Y esto se debe a la complejidad de la misma. Sin embargo, en el contexto global del Evangelio de Lucas y en especial en el marco del camino de Jesús a Jerusalén (donde morirá) el mensaje es claro: las posesiones materiales son un obstáculo para el seguimiento de Jesús. El Reino exige radicalidad en la entrega, no se puede vivir la fe a medias, se trata de la entrega total de la vida a la causa de Jesús. En este sentido los bienes materiales son un obstáculo para ser fiel cada día. Por eso, la exigencia del desprendimiento y el compartir los bienes no sólo significa una cualidad moral del discípulo sino que es un requerimiento indispensable para entrar en el Reino.

No hay comentarios: