Acarreando gente, hasta “Cacho” Mujica y “Ricky” Díaz llenaban estadios

“Nina” y Juárez, se hicieron nombrar “Protectores Ilustre de los Santiagueños”.

Con el “aparato”, Juárez hizo gobernador a Iturre y éste lo encumbró a Mujica.

“Ricky” Díaz.

Gerardo Zamora y dos o tres de sus socios, ahora más que nunca se sienten “dueños de la provincia”.
La prensa zamorista llena sus espacios y dibuja un contexto en el que auspicia la aparición de un “nuevo líder provincial”.
Con estos “entusiastas” escribas a su servicio, Zamora se ha “subido a la moto” y está convencido de que es el “nuevo Juárez” y que debe seguir obrando como aquel líder populista autoritario al que todavía se recuerda por el modo vergonzoso como utilizaba los fondos públicos (“aparato” es el eufemismo que utilizan los sátrapas de la política), y otros recursos (inescrupulosos y antidemocráticos) para pisotear a sus adversarios políticos.
El adversario de hoy, al que Zamora lo considera “un rival al que hay que matar”, se llama Héctor Eduardo “Chabay” Ruiz, y es el intendente de La Banda.
Desesperado, aprovecha cualquier fecha para cruzar el río y darse el lujo (según definen sus allegados), de “pintarle la cara” al jefe político bandeño.
Ahora, ordenó que todas las mujeres zamoristas vayan al Club Olímpico para apabullar a los chabaístas. Mandó como “adelantada” a su “preferida”, la secretaria General de la Gobernación, Matilde O’Mill, la que se reunió exclusivamente con los radicales bandeños para organizar el reparto de bolsines y de dinero, así como determinar los lugares de concentración desde donde la pobre gente debía ser acarreada y cargada como se traslada a los animales.
Cada oficina pública (todas en la Capital), tenía destinado dos micros para acarrear a las mujeres empleadas, a sus hermanas, hijas, etc. A los chicos y chicas que se inscribieron para ingresar en la escuela de Policía (aspirantes), les dispusieron 20 ómnibus que se estacionaron enfrente del instituto (avenida Colón casi Lavalle), y les obligaron a que “traigan” a sus madres, novias y hermanas para ser conducidas a Olímpico. “El que se oponga a ello, que se olvide que va a seguir aspirando a ingresar a la escuela de Policía”, les dijeron los “instructores” del instituto.
Del Día de la Mujer, nada. De principios políticos ni una palabra. De militancia ni noticias.
Repartija de plata dulce y bolsines por doquier. El soborno de voluntades de la gente necesitada se pretende igualar con la buena y la alta política.
Zamora está como desequilibrado en la búsqueda de su reelección, pero no practica la concientización ni la persuasión. Hace lo contrario. Lo fácil. Compra voluntades, pero paga con plata y con bienes que son públicos.

La misma historia del atraso

Así también empujaba “militantes” y obraba sin escrúpulos detrás de sus “objetivos políticos” Carlos Juárez, y lo acompañaban como “arrastradores de gente” los mismos “representantes del movimiento obrero organizado” (la CGT), las mismas mujeres de la ex Rama Femenina, y lo mismos referentes de las ex ramas Política o Generación Intermedia, que hoy le sirven a Zamora.
Son los “políticos” y “gremialistas” que le llenaban los estadios de César Eusebio Iturre y de “Cacho” Mujica, y que le hicieron creer a Carlos Ricardo Díaz (a) “Ricky” que era rubio, alto y de ojos verdes y que podía liderar aquél “nuevo Santiago”.
Ha pasado mucho tiempo y Zamora utiliza los mismos métodos del atraso, motorizándolos con fondos y vehículos del Estado. No es entonces el “nuevo Santiago”, sino el mismo de siempre.
Claro que rogamos que el “líder” de hoy, Gerardo Zamora (que era radical, más luego kirchnerista y ahora se dice cristinista), termine su carrera política un poco mejor que Juárez, Iturre, Mujica y “Ricky” Díaz, aunque tiene que saber que mañana, esos “mismos” gremialistas y políticos lo van a dejar solo porque tendrán que ponerse otra camiseta y “adorar” al gobernador que venga.

Despilfarrando dineros públicos, comprando a todos, Zamora se cree “un Dios”.