Por Julio Mansilla, lector de Arena Política.
Carlos Silva Neder respondió a los empleados del Ministerio de Gobierno, que “no hay plata para pagar”. |
Me dirijo a Ud. para solicitarle la publicación de esta nota en la página más visitada por los verdaderos interesados en cambiar la realidad de Santiago del Estero.
La noticia puede titularse "La tormenta del Ministerio de Gobierno".
Este jueves 30 de agosto del corriente año y, paralelamente, a la espera del fenómeno climático de Santa Rosa, se produjo un verdadero escándalo en las oficinas del Ministerio de Gobierno de Santiago del Estero, ubicadas en calle Moreno, entre Congreso y San Juan, y en las que funcionan en la Sociedad Sirio Libanesa.
Es que los empleados que desde hace mas de varios meses no perciben viáticos y que desde el 1 de enero del corriente, dejaron de realizar horas extraordinarias (lo que implica una gran reducción en los magros ingresos de la administración pública), explotaron de bronca y prácticamente tomaron las distintas dependencias sin atender al público y sin oír a las autoridades, al enterarse que el dinero destinado a sus remuneraciones adicionales fue desviado a fondos de las comisiones municipales, mediante la firma de, primero un decreto del Ejecutivo Provincial y una posterior resolución ministerial, que dependen del brazo político del ministro de Gobierno, José Emilio Neder, denominado Bases Peronistas.
La gota que habría rebalsado al vaso fue que, ya enterados de la existencia de un documente de tamaña importancia, y con motivo de realizarse en las próximas horas y días distintos mítines políticos, "salieron" varios subsidios por miles y miles de pesos y, ante el reclamo por su dinero de parte de los empleados, planteado a la deslumbrante figura del otrora secretario de Carlos Juárez, Carlos Silva Neder, éste respondió "no hay plata para pagar".
Acto seguido, los empleados, algunos de ellos fuera de sí, decidieron tomar las distintas instalaciones desoyendo a las "autoridades" quienes prometían como tantas veces la pronta solución.
Esto continuó hasta la noche del jueves, cuando los damnificados abandonaron sus lugares de trabajo bajo la atenta mirada de las fuerzas policiales, cuyos efectivos quedaron custodiando las dependencias de dicho organismo.
Nadie sabe como terminará la situación, dado que muchos de los empleados que no dependen de la planta permanente, fueron cobardemente amenazados con ser despedidos y los de mayor antigüedad, con ser trasladados y hasta sumariados.
¿Que hará Neder y Pato, y el aparato de espionaje del que disponen?
Desde ya agradezco la posibilidad que me brinda de contar la verdad negada por los medios pagos, ante un reclamo digno.
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