Siguen las irregularidades del director del hospital Regional y otros “pícaros” y cómplices.
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Fue así. El director del hospital, Gerardo Montenegro y el urólogo Rodolfo Gavícola habían comprado la farmacia que está sobre avenida Belgrano (frente al establecimiento), y mandaron a imprimir un recetario con membrete del nuevo negocio en el que se destaca el número 15, que abarca todo el ancho del papel. Se refería a un 15 por ciento de descuento para el que adquiriera los remedios en esa farmacia.
Los pícaros fueron, paulatinamente, reemplazando ese nuevo recetario por el precario que se utilizó siempre en los establecimientos de salud, donde se prescribe los medicamentos a los pacientes.
Zamora no sólo comprobó el ilícito, sino que llegó a su despacho un vídeo (grabado por algún médico con su teléfono móvil), donde Gavícola reunió a sus colegas y les dijo que los que recetaban con ese formulario de su farmacia y el 15 por ciento de descuento para los pacientes, “recibirían un porcentaje de las ganancias”.
El escándalo que armó el gobernador todavía se comenta en el hospital. Instruyó al Ministerio de Salud que realizara una auditoría y que procediera a la clausura de la tal farmacia a la que bautizaron (¡qué caraduras!) “Doctor Ramón Carrillo”. Hoy, cualquiera que transite por el lugar comprobará que el local tiene los precintos con la leyenda de “clausurado”.
Incluso, se comprobó que solo, sin ninguna resolución ministerial, Gavícola se hacía pasar como “jefe de Urgencias”, por lo que se le quitó al acto este “título” apócrifo.
Sin farmacia y sin el cargo de “jefe de Urgencia”, fue vuelto al servicio de Urología como médico raso.
Lo bueno que el sumario administrativo está en marcha, y se espera que se comprueben todas las ilicitudes tanto del director Montenegro como de Gavícola. Si hay decisión política, capaz que terminen exonerados, que es lo que corresponde.
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