Carlos Arturo Juárez. |
Estudió, se formó y desarrolló su labor político-guerrillera en San Miguel de Tucumán.
En mayo de 1974 “Roby” impulsó un foco guerrillero en los cerros tucumanos, conocido como “la compañía Ramón Rosa Jiménez”.
Luego, en febrero de 1975, el gobierno de María Estela Martínez de Perón envió tropas del ejército a lo que denominó Operativo Independencia, y designó como comandante al general Acdel Vilas.
Hubo cruentos combates, y los guerrilleros heridos del ERP no podían ser asistidos en Tucumán, por lo que necesario trasladarlos a territorio de Santiago del Estero.
Mario Roberto Santucho.
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El encuentro tuvo lugar una mañana de septiembre de 1975, “en un campo de La Aurora”, cerca de Clodomira.
Juárez viajó en un helicóptero de la provincia, y descendió en un descampado junto a sus guardaespaldas Oscar Niss y José Marino. A cien metros los aguardaban “Roby” y sus guerrilleros más cercanos: Ducca, Arteaga y Carrizo.
Primero fue Ducca quien se acercó y palpó de armas a Juárez y a sus acompañantes, y luego uno de los guardaespaldas del gobernador hizo lo propio con los jefes guerrilleros.
Comprobándose que todos estaban desarmados, los grupos se acercaron y Juárez estrechó su mano con Santucho, para sellar un pacto.
El compromiso del gobernador consistió en que la policía no intervendrá en los casos en que guerrilleros heridos en los campos tucumanos ingresen al territorio santiagueño para ser asistidos de sus heridas.
El compromiso de “Roby” Santucho consistió en asegurar y garantizar que el ERP no cometerá ningún operativo subversivo en el territorio de Santiago del Estero.
Ambos cumplieron el pacto.
Luego, cuando Inteligencia del ejército tuvo la información de esta reunión y de este pacto, “Roby” ya estaba lejos de Tucumán y de Santiago del Estero. Pero intentaron “apretar” al gobernador. En efecto, los “milicos” exigieron a Juárez que cambiara a su jefe de policía, por entones Manuel “Tío Mañu” González, y en su reemplazo designara a Musa Azar.
El gobernador no aceptó la “exigencia” aunque transó en que Musa Azar y su “servicio de Inteligencia” pasaran, de hecho, a depender directamente de la Quinta Brigada de Infantería de Tucumán y del Tercer Cuerpo de Ejército de Córdoba, como “apoyo” para aprehender a los “guerrilleros” que se “escondían” en Santiago del Estero.
Musa Azar vive y está siendo juzgado por violaciones a los derechos humanos de aquella época de plomo. Bueno sería que se lo indagara sobre estos hechos que parecen anecdóticos, pero que sirven para demostrar que no todos fueron cómplices de los represores como “profesan” varios de los “nuevos revolucionarios” que mienten y culpan a ciegas con el deleznable propósito de alcanzar los jugosos réditos económicos que la Nación paga a los que se dicen víctimas de los violadores de los derechos humanos.
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