El obispo Francisco Polti y su obispo auxiliar, Ariel Torrado, seriamente cuestionados por los sacerdotes. |
La carta emitida ahora por los curas de OPP cuestiona a
los obispos por estar ligados “al pequeño grupo de los poderosos” y revela sus
“cenas a la sombra del poder político, económico y mediático”, advirtiendo que
“un pesebre se parece poco a un hotel 5 estrellas en las termas”. El documento
también se pregunta por “el silencio del resto de los obispos argentinos: ¿es
un silencio temeroso, cómplice o corporativo?”.
Firmantes
La carta abierta está suscripta por los presbíteros
Marcelo Ciaramella, Eduardo de la Serna, Juan Carlos Baigorri y Roberto Murall
y va dirigida a Francisco Polti, obispo de Santiago del Estero, y a su obispo
auxiliar, Ariel Torrado: “Se terminó la hora de la diplomacia epistolar –dicen-.
No vamos a dirigirnos a ustedes con el habitual ‘estimado’ o ‘de nuestra
consideración’, porque sería una falsedad. No nos inspira ninguna estima ni
consideración la gente que se esconde o es cobarde”.
“Cuando deban ustedes renunciar a la diócesis (por
razones de edad), sólo el pequeño grupo de los poderosos de la provincia
lamentará su ausencia. Los pobres, los campesinos e indígenas, legítimos dueños
de esas tierras, celebrarán su renuncia”, continúa el documento. “Ustedes no
supieron ni quisieron saber qué pensaban las comunidades acerca del ministerio
de Roberto Murall en la diócesis; no supieron ni quisieron saber qué hacía o
dejaba de hacer él como pastor, porque nunca hicieron una visita pastoral. Sólo
supieron que Roberto manifestó públicamente su rechazo al accionar de la
jerarquía en tiempos de la dictadura genocida; su repudio a que el ex general
Videla reciba la comunión a pesar de haber revelado, sin arrepentimiento
alguno, que fue responsable de crímenes de lesa humanidad. Lo de ustedes se
llama defender a los amigos.”
“Silencio cómplice”
“Un pesebre se parece bastante poco a un hotel 5
estrellas en las termas, y la cruz, con la que el Imperio ejecutaba a los que
se tenía por no humanos, es muy diferente de las cenas a la sombra del poder
político, económico y mediático”, advierten los curas de OPP.
La carta acusa a los obispos de “no haber dicho la
verdad” sobre lo que sucedió cuando Murall fue citado por Polti el 28 de
diciembre pasado: “En la entrevista, el obispo le recriminó haber firmado
nuestra declaración pública sobre la complicidad episcopal durante la última
dictadura, algo cada vez más probado por los juicios en curso. Y, para ofender más
aún a las víctimas, mezclan esta razón tan grave con pretextos”, por ejemplo
que Murall “haya recibido en la comunión a personas que no están casadas por
Iglesia. Para ustedes escandaliza más que se dé la comunión sin libreta
matrimonial que dar la comunión a un genocida confeso”.
Murall, procedente de la diócesis de San Isidro, venía
desempeñándose en la de Santiago del Estero desde hacía 14 años, a través de
“contratos de servicio” que se renovaban anualmente. El obispo Polti, al
disponer la cesantía del cura, adujo que sólo no le había renovado el contrato.
La carta abierta finaliza con una referencia a la actitud
del resto de los obispos argentinos. “¿Cómo debemos entender su silencio? ¿De
modo cómplice, corporativo o temeroso? Sabemos que algunos están en desacuerdo
con lo actuado por los obispos de Santiago: ¿por qué no lo dicen?”
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