Jorge Gottau, el obispo de Añatuya que vivió para los pobres de Santiago del Estero. |
Gottau,
inolvidable obispo de la diócesis de Añatuya, sigue siendo alabado por el
pueblo santiagueño y nacional por su extraordinaria obra como servidor del
pueblo más desposeído. Murió en 1994, y en 2010 la Iglesia Católica lo proclamó
“siervo de Dios”, y se inició el camino de su canonización. Incluso, una
fundación que lleva su nombre continúa con los postulados del obispo.
Es
de buen santiagueño acordarse hoy del obispo Gottau cuando un papa audaz
(también argentino), como Francisco (Jorge Mario Bergoglio), está sacudiendo a
la Iglesia Católica y a sus 1.165,714 de
fieles. Todo porque el obispo de Añatuya reunía todos los requisitos que hoy
reclama al papa Francisco: humilde, caminador infatigable que conoció cada casa
y cada rancho de su diócesis, servidor de los pobres y un gran animador de la
promoción humana de miles de jóvenes. Caminaba las periferias y los páramos del
centro-norte de la provincia. Se sentó en troncos que se utilizan como “sillas”
y comió debajo de los árboles, entre los santiagueños de tierra adentro que
viven sin agua potable (beben agua de represas) y a ellos ayudó a levantar una
piecita digna para reemplazar las casuchas en las que vivían y a las que jamás
llegó político alguno.
Desarrolló
una labor pastoral incansable en la que por entonces se consideraba la diócesis
más pobre de la Argentina: Añatuya. Durante los 31 años de su obispado, creó 15
nuevas parroquias y más de 200 capillas, con la colaboración de sacerdotes,
religiosos, y una amplia red de laicos comprometidos, tanto dentro como fuera
de la diócesis. Estableció 26 centros educativos y 7 hogares para niños,
ancianos y discapacitados. Promovió cooperativas y el denominado “Proyecto del
Salado” que benefició a cientos de pequeños productores rurales. Gestionó la
construcción de canales, aljibes y postas sanitarias.
Fue
el creador de un plan de viviendas con la finalidad de erradicar la llamada “vivienda-rancho”.
También implantó delegaciones de Cáritas Argentina y comedores en todas las
parroquias y organizó 3 radios, un centro deportivo y un centro cultural.
Por
inspiración suya, se creó en 1970 la Colecta Nacional “Más por Menos” (así
llamada por su objetivo: “que los que tienen más ayuden a los que tienen menos”),
destinada a paliar las carencias de las diócesis más necesitadas de la
Argentina y considerada una de las iniciativas más admirables de la Iglesia
argentina en el campo social.
Durante
su obispado, el porcentaje de bautizados de la diócesis creció hasta alcanzar
el 95,6% de la población en 1990, cifra que nunca fue superada. En razón de su
obra realizada en medio de condiciones tan adversas, Jorge Gottau fue apodado “el
obispo de la promoción humana”. Luego de su renuncia por edad en 1992,
permaneció como obispo emérito de Añatuya hasta su muerte, acaecida en la
ciudad de Buenos Aires en 1994.
La aparición del papa Francisco nos devuelve a
la memoria la figura gigante de Jorge Gottau, el mejor cura que conoció
Santiago del Estero en la última etapa de su historia.
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