La abogada y escribana Claudia Ledesma Abdala, su esposo Gerardo Zamora y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en el Centro Cultural, en julio pasado. |
El
duro revés que le propinó la Corte Suprema de Justicia al derribar su proyecto
de la “re re”, obligó a Gerardo Zamora a replantear estrategias y tácticas que
le garanticen la continuidad de su liderazgo dentro de la alianza gobernante
del Frente Cívico por Santiago.
Difícil
empresa. Sobre todo cuando fue el lunes a la Casa Rosada y escuchó las reiteradas
expresiones: “Néstor Kirchner, primero, y Cristina Fernández de Kirchner, ahora,
te eligieron como referente leal del proyecto nacional y popular y, en
consecuencia, tienes que buscar como cabeza de la fórmula a una persona que
siga garantizándolos esa adhesión y lealtad”.
Allí
nomás, Zamora explicitó el nombre de la abogada y escribana Claudia Ledesma
Abdala, justamente su esposa, como candidata a la Gobernación, y a su amigo y
acompañante incondicional, el ministro de Gobierno, José Emilio “Pichón” Neder,
como candidato a la Vicegobernación.
El
estado mayor del “cristinismo” dio el visto bueno, con lo que la delegación
santiagueña (integrada por Zamora, Neder y el secretario general de la
CGT-Santiago, José Gómez), regresó eufórica.
El
único camino seguro
Desde
el martes pasado, cuando se conoció el impedimento constitucional emanado de la
Corte Suprema de Justicia que trabó su “re re”, Zamora abrió ojos y oídos para
escuchar los runrunes de adentro y de afuera. De los que soñaban con la fórmula
de dos radicales, quienes incluso se reunieron en una confitería de Chacabuco e
Yrigoyen y luego en una finca de El Zanjón, y que pergeñaron un “gobierno de
radicales puros” que no “incluyera ni ‘a los peronistas de Neder’ ni ‘a los
peronistas de la CGT’”.
Fue
cuando Zamora abrió también la puerta de los recuerdos, recientes, comprobando
que fueron los radicales de Comité Nacional, encabezados por Mario Barletta,
los que “consensuaron” con “amigos” de la Corte Suprema de Justicia para abrir
la medida cautelar interpuesta y terminar suspendiendo las elecciones para las
categorías de Gobernador y Vicegobernador.
Todos
saben que Barleta y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti,
se conocen bien y son del mismo pago (ciudad de Rafaela, Santa Fe), y ambos “pactaron”,
como vecinos y amigos, varias cuestiones. Por ejemplo, declarar constitucional
la Ley de Medios, sin críticas de la UCR Nacional, pero, a cambio de ello, “voltear
a Zamora” y “sobreseer total y definitivamente” a don Fernando de La Rúa de la
causa de las coimas en el Senado. Fue el pacto que la única que se animó a
explicitarlo fue la intransigente Elisa Carrió, ayer, martes, cuando anticipó
que le iniciará juicio político a Lorenzetti.
Todo
ello obligó a Zamora a abroquelarse en el poderío de su Frente Cívico y cuidar
que nadie lo lastime ni fracture. Porque está casi seguro que los radicales
santiagueños, en poco tiempo, podrían terminar a los tiros con “los primos
peronistas” y empezar a desintegrar la alianza que le dio todos los triunfos,
con consecuencias imprevisibles, incluso de una intervención federal. También
es conocedor de que hay “gente” de la política nacional (radicales y/o
kirchenrista), que ya está “operando” y buscando enturbiar el contexto
provincial y abrir la picada que desemboque en el tan conocido “remedio federal”
para apoderarse del botín santiagueño.
Con
la candidatura de su esposa, Claudia Ledesma Abdala (nieta de un radical,
Ricardo “Pololo” Abdala, e hija de un peronista,
Oscar Ledesma Patiño), Zamora cree que tiene asegurado el futuro porque
mantendría las buenas relaciones con la Nación, seguirá liderando
monolíticamente al Frente Cívico por Santiago y, sobre todo, aseguraría la
gobernabilidad en la provincia. (Vale la pena recordar que “Pololo” Abdala es
un radical de mucho prestigio y que fue protagonista del resurgimiento
histórico de la UCR santiagueña, mientras que “El Negro” Ledesma Patiño fue
candidato a primer concejal en 1995, de la lista peronista “La Banda Vive”, que
llevaba como candidato a intendente al médico Juan Elías Robles, en la vecina
ciudad).
La
fuerza del apellido
La
“jugada” de Zamora tiene mucho que ver con el modo de hacer política en
Santiago del Estero, y se acerca a los estilos de caudillos que supieron
mantener sus liderazgos por décadas, usufructuando de la idiosincrasia del santiagueño
que, culturalmente, tiene la costumbre de apegarse al gobernante de turno,
endiosarlo y respaldarlo en tanto y en cuanto se comporte como el sostén, el “tata”
y sea capaz de entregar el “aparato” estatal en beneficio de sus votantes.
Las
propagandas con la candidatura de su esposa se destacarán por las letras
grandes con su apellido.
Definitivamente,
Gerardo Zamora se ha “peronizado”. Hoy, más que nunca, actúa como un peronista
cabal. Sintoniza mejor con “los primos” que con “los hermanos”, y por ello,
entregó los cargos más apetecibles de esta etapa comicial: un senador,
nacional, Gerardo Montenegro, y una candidatura a Vicegobernador, a José Emilio
“Pichón” Neder.
¿Se
queda, o se va?
A
partir de ayer, conocida la nueva fórmula del Frente Cívico por Santiago,
comenzaron a rodar versiones por doquier. Se dice que seguirán funciones tres
ministros: Luis César Martínez, Luis Fernando Gelid y Atilio Chara.
Otra
versión anuncia que Ángel “Viruta” Niccolai tendrá un importante cargo en el
futuro gabinete.
Lo
que nadie sabe es qué hará Zamora. ¿Decidirá quedarse? ¿Optará por la banca de
senador nacional?
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