La docente de Cisadems que hace huelga y que cobró más de 26 mil pesos, a fines de marzo, con el 35 por ciento de aumento dispuesto por el Gobierno provincial. |
Cobraron
sus sueldos de marzo los docentes santiagueños y los recibos cantaron claro:
hubo aumentos y no se les descontó un peso a los huelguistas del gremio de
Cisadems.
La
verdad es una sola.
Es
la misma realidad que salieron a defender los sindicalistas de la CGT-Santiago
quienes, periódicamente, forman parte de la Mesa de Diálogo y Trabajo (creada
por ley provincial), y donde Gobierno y trabajadores estatales alcanzan
acuerdos salariales y conquistas laborales con las que forjaron la convivencia
y la paz social entre los santiagueños.
Claro
que, además, la CGT dijo otras verdades.
Como
que muchos cabecillas del gremio Cisadems son los que más ganan y no pueden
demostrar ni un peso de descuento por su falta de concurrencia a los lugares de
trabajo.
Una vergüenza
En
esta increíble disputa hay muchas cuestiones difíciles de entender.
El
Gobierno provincial dispuso un incremento salarial del 35% a todos los
empleados y trabajadores de la provincia, retroactivo a febrero y pagados a
fines de marzo. Los estatales santiagueños recibieron con beneplácito la
decisión de la gobernadora Claudia Ledesma Abdala de Zamora.
No
obstante ello, Cisadems respondió con un plan de lucha a raíz de que, según
declara, “percibe sueldos de hambre”.
Es
el caso de esta docente de las Termas de Río Hondo que pretende protestar para
el “público extranjero” que visite nuestra ciudad turística “porque cobra un
sueldo de hambre”.
Esta
mujer gana 26 mil pesos por mes y, en Santiago del Estero, plantea que tiene
“sueldo de hambre”.
¿Con
qué cara va a mirar (cuando abandone la huelga y regrese a las aulas), a sus
alumnos y a los padres de la comunidad educativa que no tienen ni por lejos
estos ingresos de la maestra?
Cuando
regrese a trabajar no podrá mirar a nadie: faltó un mes por hacer huelga y lo
mismo percibió su suculento sueldazo. ¡Qué pésimo ejemplo…!
¿Y el castigo legal?
Esta
mujer que se pasea con un cartel y, en todos los idiomas, denuncia que percibe
un sueldo de hambre, no es una docente del montón.
Es
una privilegiada.
Veamos.
El año pasado sacó licencia por el artículo 10 y trabajó como coordinadora del
Centro de Actividades Juveniles (CAJ). Lo hizo todo el año y, si no nos
equivocamos, cometió un delito.
De
todo ello hay sobradas pruebas en los escritorios de las autoridades docentes
provinciales.
Debería
ser investigada además, de sus actividades como dueña de varios locales
comerciales que alquila en Las Termas de Río Hondo.
Y,
además, Cisadems debería empezar a sentir un poquito de vergüenza ...
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