Por Eduardo J.
Maidana.
Tarde,
pero más vale que nunca, he aprendido de lo que, de pronto es como escuchar por
primera vez, aunque harto oído lo teníamos Y no es fácil solventar la deuda del oneroso costo de ese olvido. Entonces, ni
siquiera preferimos aceptar el honor de
reconocer la deuda a cambio del deshonor de que siga impaga. Nada igual. Para
los argentinos, culpables son aquellos que nos prestaron. Y desde esa
convicción ¡Muera el FMI!
Jugadores
curtidos en derrotas también usamos a destajo la opción a mano del clásico
jugador: dar por saldada la deuda que se reconoce. No pagamos, pero es como si
así fuese. Y nos seguimos endeudando. Hoy después de dos años y pico, ganamos
la neutralidad que es tomar distancia del asunto, con la sola novedad
reluciente: Macri debió decirnos hace dos años, el monto de las deudas,
extranjeras y locales, del Estado que asumía presidir.
Que
no lo haya hecho, es suya la responsabilidad por el pasado, de setenta y pico
de años hasta ahora (1940/2018), de la cual no somos parte todos, y de la que
quedamos desligados por su omisión. Por ejemplo el pluricegetismo y los paros
decretados marcialmente por los generales, que despliegan a sus soldados en la
real anarquía en la que estamos con creciente impaciencia. El costo de la
jugada anárquica última, 31 mil millones
(dicen) ¿no tiene importancia?, sin dudar, claro que no.
Vaya,
¿los paros se pagan?, preguntan quienes sueñan que las jodas, del tipo que
fuesen, son gratuitas. Que siga el baile.
¿No existe esa anarquía?
En
el libro Un país al margen de la ley (Editorial Emecé, 1992) don Carlos S. Nino
se tomó el trabajo de demostrarnos, a legos y leídos, que la música de fondo,
el flujo de creencias que sostienen los valores y disvalores argentinos, es la
anomia, luego, sin normas, lógico es reconocer que vivimos en la anarquía.
Quizás tenga razón cuando usa anomia boba, para referirse a la manía de
incumplir normas elementales, porque sí, y de las otras por costumbre.
A
la anarquía se la sintetiza como una
organización horizontal, sin jerarquías. Recuerde que en Asturias, España, el
anarquismo instaló sus creencias en los hechos concretos: declaró e hizo un
estado comarcal sin estado, autoridades, ni propiedad privada, ni finanzas, ni
moneda, en síntesis, la igualdad de la nada. La Utopia, es decir, un No-Lugar.
Esa
construcción en el aire, alarmó a los españoles. Al 1,2 millones de la Central
de Trabajadores Anarquistas, más unos 300 mil de familiares, soltó estridente
una alarma vecinal, y, antes de los ejércitos,
se mataron entre vecinos de pequeños y medianos pueblos, decenas de miles.
Las
sociedades secretas
Un libro muy especial el que escribió el argentino Carlos Santiago Nino, desencantado con los modos en que había evolucionado la vida democrática del país. |
En
este clima general anárquico, es decir anómico (sin normas), porque las leyes
desaparecen cuando no se cumplen, hallan terreno propicio las sociedades secretas, por sus propios objetivos, a los
cuales, se descuenta conectados de hecho con los servicios, situación a la que apetecen sólo aquellos que participan del poder, de una u otra forma.
¿No está ocurriendo algo así en esta América?
Por
El Liberal y la expansión de las noticias, sabemos de contado, no fiado por
nadie, que florecen grupos que, por consecuencia de la desaparición virtual de
los partidos políticos, a los cuales
normalmente los reemplazan centros e institutos, algunos conocidos y otros no
tanto. En el Edén socio-político no quedaron inocentes. Quiero decir,
desapercibidos, pues no hay vacío que no prospere en el caos de la mentalidad
ácrata.
Pascal,
espoleado por su sed de saber, se consagró a estudiar el vacío y dos veces se
topó con Dios. Otros se toparon con el anarquismo, que, a su vez, genera
sociedades protectoras desde y para el poder.
La
masonería que publicita por los diarios, desde hace meses, su vigorosa
presencia, dijo haber alistado 120 y pico de jóvenes, lo que importa una
novedad, sabiendo como es sabido que se trataba de una sociedad secreta de
quienes participan de algún modo del
poder. A un amigo que me avisó que se había convertido en masón, omití
preguntarle sobre los fines que hoy
persigue.
Don Juan A, Figueroa,
masón, fundador de El Liberal, creó aquí la Logia Voluntad. He leído de su
autoría que declaraba que tres miembros no participaban del poder, pero eran
personas respetables. (Sitial I de la Academia de Ciencias y Artes local).
Luego, siendo jóvenes y no partes del poder ¿cuál es actualmente el objeto
ideal, la finalidad? Sin duda está en la documentación que deben presentar las
sociedades jurídicas. En el caso de que en los hechos así fuese, les
correspondería responder a las autoridades.
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