Por Alejandro
Borensztein, en Clarín de Buenos Aires.
Lo mínimo que uno puede esperar de un buen anarquista es que por lo menos sepa poner una bomba. Lo de esta semana fue un papelón. El segundo atentado contra el ex jefe de la policía Ramón L. Falcón no sólo terminó mal sino que fue un episodio raro y difícil de entender. ¿Qué necesidad tenían de ponerle otra bomba a alguien a quien ya le habían puesto una en 1909? No voy a cuestionar las estrategias anarquistas pero a mí me parece que, después de pasar 109 años encerrado en un ataúd, estoy casi seguro de que ese muchacho Falcón ya estaba muerto. ¿Tal vez los tipos querían asegurarse de que así fuera y quedarse tranquilos?? No lo sé. Si es así, posiblemente tengan todo el derecho del mundo, pero también la sociedad tiene el derecho de exigirles a los anarquistas que se organicen y hagan las cosas como Dios manda.
Lo mínimo que uno puede esperar de un buen anarquista es que por lo menos sepa poner una bomba. Lo de esta semana fue un papelón. El segundo atentado contra el ex jefe de la policía Ramón L. Falcón no sólo terminó mal sino que fue un episodio raro y difícil de entender. ¿Qué necesidad tenían de ponerle otra bomba a alguien a quien ya le habían puesto una en 1909? No voy a cuestionar las estrategias anarquistas pero a mí me parece que, después de pasar 109 años encerrado en un ataúd, estoy casi seguro de que ese muchacho Falcón ya estaba muerto. ¿Tal vez los tipos querían asegurarse de que así fuera y quedarse tranquilos?? No lo sé. Si es así, posiblemente tengan todo el derecho del mundo, pero también la sociedad tiene el derecho de exigirles a los anarquistas que se organicen y hagan las cosas como Dios manda.
Algo
parecido podemos decir del grupo de veganos que, hace unos días y bajo la consigna
“muzzarella = muerte”, intentó romper las vidrieras de la pizzería Güerrin, en
plena Avenida Corrientes. Le juro, amigo lector, que esto también es cierto.
Coincido
con estos delirantes en que hay muchas pizzerías donde efectivamente, no sólo
la muzza es mortal sino que la fainá y las empanadas son criminales. Si es por
romper vidrieras, la ciudad tiene varias pizzerías que son un asco y que no
sólo merecerían ser destrozadas si no que, en algunos casos, al pizzero
deberían pasarlo por las armas. Pero Güerrin es una de las pizzerías más
populares y reconocidas de Buenos Aires, un verdadero clásico de la pizza media
masa. Evidentemente, esta gente erró el objetivo.
Macri y el clásico
River-Boca
Por
eso, creo que aquellos anarcos y estos veganos deberían ponerse de acuerdo y
juntos tratar de hacer las cosas un poco mejor. Por el bien de todos.
Lo
mismo se podría decir de los que organizaron la primera final entre Boca y
River.
El
presidente Macri pidió que el partido se juegue con hinchada visitante. Genial.
La ministra Patricia Bullrich dijo que estaban dadas todas las condiciones.
Buenísimo. A su vez, el ministro de seguridad de la ciudad, Martín Ocampo, se
paseó por todos los programas de radio y televisión explicando que iban a
movilizar todas las fuerzas necesarias para asegurar que todo estuviera
perfecto y que no hubiera ningún problema. Joya. Hasta se llegó a decir que el
partido podía servir como entrenamiento para los operativos de alto riesgo del
G20. Espectacular. Sin embargo, tanto el presidente de Boca como el de River
rechazaron el ingreso de visitantes. Ok, te la tomo. Ellos están ahí adentro,
saben más y seguramente tenían razón.
¿Cómo
terminó la historia? Para ingresar al estadio hubo doble cacheo, doble pedido
de DNI, doble molinete electrónico para ingresar y dos controles extra de los
abonos hasta llegar a la ubicación. Así y todo, a la hora del partido, los
pasillos de la Bombonera estaban llenos de colados. Haciendo una cuenta rápida,
a dos o tres colados por escalón de cada pasillo, yo calculo que había no menos
de 3.000 vivillos en las plateas, sin contar los que entraron de colado a las
tribunas populares. O sea que, a todo el sistema de seguridad del país, se le
escapó el equivalente al 10% de la capacidad del estadio. Quizás ese caos sea
bueno porque le suma colorido al espectáculo, pero evidentemente ha quedado
demostrado que, a la hora de organizar las cosas, ni la OTAN va a poder con
nosotros.
Así somos…
La mujer que puso las bombas en el cementerio de Recoleta llegó disfrazada y en sillas de rueda para pasar desapercibida. |
Reflexionemos.
Si los argentinos no podemos ponerle una simple bomba a un tipo que encima ya
está muerto, o combatir el flagelo de la muzzarella confundiéndonos y tratando
de romper una de las pocas pizzerías buenas que quedan o simplemente organizar
un partido de fútbol, ¿cómo podemos pretender que salgan bien otras cosas tanto
más complejas como gobernar un país o construir una oposición?
Esto
somos. No nos quejemos si después de tres años, este gobierno no pudo resolver
el desastre que dejó el anterior. El 45% ciento de inflación anual en pleno
2018 es a las ciencias económicas lo que el fallido atentado en la Recoleta es
al anarquismo internacional.
Sin
embargo, cuando uno se da vuelta y mira lo que se está organizando como
oposición daría la impresión de que vamos a tener 100 años de Macri.
Pero
finalmente, este es el gobierno y esta es la oposición que tenemos. Y allá
vamos. Por más que anden diciendo que todavía no se sabe quienes van a ser los
candidatos, no tenga usted ninguna duda amigo lector de que nos encaminamos al
choque de los planetas: MM vs CFK.
Por
nada del mundo Cambiemos va a cambiar su fórmula ganadora: Larreta en la
Ciudad, Vidal en la Provincia y Macri en la Nación. La única posibilidad de que
esto no sea así es que Boca pierda la final del sábado y el tipo caiga en un
pozo depresivo del que no lo podamos sacar más.
Cristina y todos los
demás
La candidatura de Cristina Fernández de Kirchner se llevaría consigo a todo el Siglo XX Cambalache del mundo justicialista. |
Y
por nada del mundo la Reina Hotelera va a regalar sus votos y renunciar a su
candidatura. Es en lo único que piensa. Y así será salvo que reciba la tan
temida llamada de Roma. “Ciao Cara, non è niente personale ma io necesito un
peronismo unito e lei è un problema. Vaffanculo e torne a casa. Subito!”. Este
es un dato que todavía nadie tuvo en cuenta.
Por
ahora, detrás de Ex Ella, va todo el Siglo XX Cambalache. Completito. Desde la
extrema derecha de Guillermo Moreno y su pandilla hasta la izquierda de
Victoria Donda. Pasando por Moyano, Solá y, si lo apuran un poquito, te cae
Massa con un vino de regalo.
Hasta
Pino, que es senador gracias a los votos de Lilita, se sumó al nuevo combo
peronista. Pensar que hubo que aguantarlo una década entera puteando al
kirchnerismo por la Barrick Gold, la minería a cielo abierto y el contrato
secreto con Chevrón y ahora vamos a tener que aguantarlo otra década más
puteando porque De Vido es un preso político, el FMI nos gobierna y el G20
viene a robarnos el agua del Iberá. No hay caso. Como Güerrin, como Falcón, no
tenemos paz.
El
ex Jefe de Gabinete Alberto Fernández se presenta como uno de los organizadores
de este gran frente peronista. Sin embargo, al igual que los organizadores de
los ataques anarquistas, de los ataques veganos y de la final en la Bombonera,
este otro exitoso organizador del peronismo pasó a la inmortalidad el 9 de
noviembre de 2018 a las 19:42 publicando un tweet que decía textualmente
(créase o no): “Les propongo tres compromisos para que incorpore el peronismo.
No mentir, no robar y nunca votar en perjuicio de quienes menos tienen”. Ni el
Almirante Rojas se hubiera animado a tanto.
En
nuestro afán organizativo, esta semana arranca en Buenos Aires una contracumbre
organizada para protestar por la reunión del G20. Curiosamente será
protagonizada por Cristina. O sea, la reunión del G20 en Buenos Aires será
repudiada por una señora que asistió al G20 de 2008 en Washington, 2009 en
Londres, 2010 en Toronto, 2011 en Cannes, 2012 en Los Cabos (México), 2013 en
San Petersburgo y en 2014 en Brisbane (Australia). Al G20 de 2015 en Turquía no
fue porque faltaban pocos días para el ballotage y tuvo que quedarse para
organizar el sabotaje a Scioli. En su reemplazo, lo mandó a Kicillof para que
le explique a Xi Jinping lo malo que es el capitalismo.
Así
somos. Así hacemos casi todo.
Y
vos Gato, organizame un poco el país y tratá de que, por una vez en la vida,
las cosas nos salgan bien.
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