Por José Magioncalda, en Tribuna de Periodistas.
Lo que está en juego es el Estado de Derecho, sostiene el autor de la nota. |
No es ajena a este resultado la utilización que el gobierno nacional ha hecho del aparato estatal y la falta de unidad de las fuerzas de oposición. En efecto, el oficialismo nunca es un competidor más, pero si a su natural posición de poder se agrega la utilización indiscriminada del Estado con fines proselitistas y la violación sistemática de las normas electorales, la ventaja en su favor se torna excesiva. Más aún, cuando las fuerzas de oposición, por primera vez en la historia, se ven limitadas por vías legales en el gasto y la recaudación, y por tanto, en la difusión de sus ideas. Limitación que sería justa, si el oficialismo se amigara con la ley. Pero eso todavía no ocurrió, ni parece que vaya a ocurrir.
Las fuerzas opositoras, por su parte, parecen no haber comprendido que lo que está en disputa es el Estado de Derecho, las instituciones republicanas, el respeto a la Justicia, a la prensa, y que en el actual contexto de subdesarrollo institucional, plantear la discusión entre centroizquierda y centroderecha importa saltear una etapa que aún no se ha consolidado en la Argentina.
Importa pasar por alto que si no se respetan las reglas de juego de la República, se torna difícil el juego mismo, que en un país normal sería el debate ideológico entre la centroizquierda y la centroderecha. Pero nosotros, los argentinos, si nos atenemos a los resultados electorales, aún no hemos saldado el debate institucional. De lo contrario, si hubiera consenso generalizado en la importancia del respeto a las leyes en el ejercicio de las funciones públicas, el resultado electoral de estas primarias sería imposible.
Por otra parte, mientras algunos adoptan miserables actitudes de conservación política, el sistema de partido único, corrupción y autoritarismo se consolida de hecho y quizá de derecho, si prosperara la idea oficialista de modificar la Constitución Nacional.
“¡Qué no nos una el espanto!”, proclamó una candidata opositora, pero no es el espanto sino la República lo que está en juego.
“Triunfo aplastante”, proclamó el gobierno. Y de confirmarse las tendencias de las primarias en las próximas elecciones generales, no sólo la oposición será aplastada, también será aplastada la República.
No hay comentarios:
Publicar un comentario