Zamorita, un opresor con “carita de bueno”, aparece junto a su funcionario de mayor confianza “Sugus”, y juntos han demostrado gran pericia para enriquecerse desde la función pública. |
Si se echa una mirada a los medios zamoristas podrá comprobarse que la directiva se cumple a pie juntillas.
Esta escena de los que “dan órdenes” y de los “que las reciben” nos retrotrae a tiempos recientes (unos ocho años). ¡Nadie imaginaría que aquél Zamorita, lacayo, amanuense y alcahuete de José Zavalía, esté envalentonado tanto como para prohibir quién aparece y quién está prohibido en la prensa independiente de Santiago del Estero! ¡O ‘Sugus’ Suárez, a quien José Zavalía le pedía que vaya a pasar la escoba en la vereda del Comité Provincia cada vez que él quería mantener una charla a puerta cerrada, se haya transfigurado y ahora baje líneas a los dueños de los medios de comunicación!
También resulta penoso el comportamiento de los que “reciben las órdenes”, sobre todo porque los veíamos en otros tiempos pasearse por la Casa Gobierno y hasta dejar consejos y asesoramientos a figuras como Carlos Juárez. ¡Cómo se han venido abajo! ¡No se ponen ni colorados cuando bajan la cabeza y salen disparando a cumplir con “las directivas anti-democráticas” de personas de tan baja ralea como Zamorita o “Sugus”. ¡Qué bajón!
¿Quién te ha visto y quién te ve?
“Prensa” con “censor”
“Zamorita” gobierna sin libertad de prensa.
Fijémenos. Desde el reclamo vecinal por la falta de agua potable, pasando por la sospecha de un funcionario zamorista corrupto, y llegando a la prohibición de un adversario político, aquí todo se oculta. Todo es sometido a “la mirada” o a la “objeción” de “Sugus”, el “censor”; además de ser la mano derecha y el más grande corrupto que protege Zamora.
Desapareció, entonces, la liberad de expresión en la provincia. Son tiempos de los boletines oficiales con Zamora o (Hugo) Infante ocupando todos los espacios de los medios de comunicación.
Todo porque en el “nuevo Santiago” se pasan por donde mejor les plazca (gobernantes y socios) los preceptos de la legislación mundial que establecen que la libertad de expresión es un derecho fundamental o un derecho humano (artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos).
Asimismo, si el derecho a la libertad de expresión es definido como un medio para la libre difusión de las ideas, en el “nuevo Santiago” los únicos que parece que tienen “ideas” son Zamorita e Infante. El resto no es “noticia” porque no tendría ideas.
Muchos cobardes
El de Zamora es un gobierno para los poderosos.
Las grandes obras, los extraordinarios emprendimientos, etc., todo es a favor de un reducido grupo de amigos ricos y/empresarios que siguen acrecentando sus fortunas con prebendas de los gobiernos de turno. Y que pagan retornos (coimas) que llenaron los bolsillos de los funcionarios de Zamora; ya identificados y señalados por la gente.
Todo funciona bien aceitado en el gobierno de unos pocos, porque Zamorita supo lograr el equilibrio. Nadie salta entre los privilegiados y cada uno atiende su juego. Y, en ese esquema, la prensa sumisa juega un rol trascendente porque su silencio permite la desinformación de la ciudadanía a la que se la emboba con circos semanales y hasta diarios, gratis y simplones sin nada de populares ni de culturales.
Llama la atención el silencio cómplice de la Iglesia Católica y sus tres obispos. O la cobardía de los colegios profesionales. De los abogados expertos en Derecho Constitucional que nada dicen por la falta de Estado de Derecho, la carencia de idoneidad de la Legislatura y la espantosa incapacidad del Poder Judicial.
Mientras se mantenga el silencio de los buenos, Zamorita y sus cómplices pisotean la Constitución y las leyes, la democracia, la libertad de prensa y el Estado de Derecho.
Es el auge de los juerguistas de la política.
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