Lapeña, presidente de la Juventud Radical Nacional. |
Una reforma al Código Electoral Nacional, por la envergadura de la cuestión, requiere un debate profundo e informado, no solo en el ámbito legislativo y en el judicial, sino también en la misma sociedad.
Ésta, muy por el contrario, tuvo un trámite exprés de tan sólo 48hs en comisiones, en las cuales se avanzó de forma inadmisible por la prepotencia del número del oficialismo y con total ausencia de un debate real.
Una vez más, y teniendo en cuenta otras iniciativas que promovió el gobierno nacional desde el 2003, ésta reforma supone un parche coyuntural, una reforma a su propia medida que tiene como objetivo principal sacar ventaja de la competencia.
El proyecto, propone terminar con la facultad de que los fiscales de los partidos políticos sufraguen en la misma mesa que están fiscalizando. Este punto, en la práctica, se traduce en la imposibilidad material para los partidos políticos de ejercitar debidamente su facultad de control y fiscalización de los comicios.
La experiencia nos indica que la función de fiscal, es una tarea voluntaria realizada por militantes y adherentes de los partidos políticos, cuyo domicilio no siempre coincide con el lugar de votación. Entonces, la modificación del kirchnerismo claramente limita y restringe el correcto ejercicio de esa delicada tarea.
No le alcanza al oficialismo con la ley antiterrorista para amenazar a la militancia política y a los opositores. Una vez más avanza con una reforma que, en vez de eliminar las posibilidades de fraude y clientelismo, las aumenta.
Esto es tan sólo un nuevo ejemplo de medidas lesivas para la República a las que nos tiene acostumbrados el kirchnerismo en materia electoral. El mismo que habilitó las reelecciones indefinidas en Santa Cruz y que sostiene aún la ley de lemas en muchas provincias, -todas aliadas al proyecto nacional y popular.
Si realmente queremos un sistema electoral transparente y moderno, se debe avanzar hacia mecanismos que alejen toda sospecha de fraude y que otorguen más poder al ciudadano, como la boleta única y el voto electrónico, proyectos que, desde la Juventud Radical hemos promovido y militado.
Desde la Juventud Radical creemos que ésta reforma es completamente repudiable, y llamamos a la sociedad toda a adentrarse en el debate y en la defensa de sus derechos cívicos. Sin libertad no hay democracia, y sin democracia no hay libertad.
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