Cuando nos juntamos aquella tarde para elaborar un salida electoral que nos distinga del juarismo, no hicimos futurismo sobre lo que acontecería años más tarde, con la sigla que habíamos inscripto en los juzgados Federal y provincial.
Partido de la Corriente Renovadora y el logo “Va”, tomado de la formula porteña Cafiero-Macaya que se identificaba con el “Ya” queremos el gobierno.
Estoy triste ahora, en este momento, cuando lo observo al joven heredero del fundador del partido que aparece con nuevo look estilo “Obama”, rendido a los pies de quien lo dejó participar en la última elección con una lista colectora tramposa, que indujo a engaño a buena parte del electorado y terminó ungiéndolo diputado provincial (M.R.) (¿mandato renovado o regalado?) .
¡ Quemá esa foto…! gritó mi mujer, con evidente signo del alteración e impotencia.
¡No¡, exclamé. No la voy a quemar por ahora. La esconderé en un lugar donde será muy difícil encontrarla, sólo por un par de años, para analizar lo que ocurre con los herederos a quienes no les costó ni un centavo lo que les cayó del cielo!
Claro que, después, será la base del asado.
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