Hace unos días, un conocido docente de Santiago del Estero, profesor de Educación Física, recorrió el interior provincial como analista de Nivel Medio. Al cabo de una semana de labor por distintas escuelas, comenzó a sentir síntomas de una enfermedad sin diagnostico, por lo que debió retornar a la ciudad Capital para intensificar estudios.
A los pocos días se encontraba en terapia intensiva y falleció ante el asombro de sus compañeros y amigos, que sabían que el docente gozaba de buena salud. Cuando se conoció el diagnóstico médico ya era tarde. Había contraído meningitis durante el recorrido por las distintas escuelas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó la inclusión de la vacuna antineumocócica en todos aquellos países que tuvieran una tasa de mortalidad de 50 cada mil habitantes, por esas enfermedades.
En la Argentina, la tasa es de más de 110 muertes cada mil. Ya 70 países la adoptaron, pero sólo 17 la agregaron al calendario obligatorio.
“El Estado no quiere gastar plata porque no invierte en prevención, aunque se sabe que un dólar invertido en prevención equivale a 40 dólares ahorrados en el área de salud, sin contar la importancia de cada pérdida de vida humana”, dijo a un diario capitalino el sanitarista Edgardo Trivisonno, ex subsecretario de Salud del gobierno porteño. El experto aseguró que los 90 dólares que cuesta la vacuna para quien quiera aplicársela podrían convertirse en 20 para el Ministerio de Salud si decidiera comprarla a gran escala y aplicarla en forma gratuita.
Se calcula que más de 700.000 chicos nacen anualmente en la Argentina.
Los especialistas aconsejan una dosis doble para los niños de un año de edad. Para evitar estas muertes, se calcula que la cartera de Salud debería invertir cerca de 98 millones de pesos; es decir, 28 millones más de lo que se gastó en un mes por la gripe A.
Ya se denunció que se están gastando más de un millón de pesos por día en publicidad oficial, que en poco y nada contribuyen al progreso del estado, mientras se sabe que 3.000 muertes de niños podrían evitarse si se aplica una política seria de prevención en nuestra provincia.
La enfermedad neumocócica es una infección causada por la bacteria Streptococcus pneumoniae y puede generar neumonía, meningitis, sinusitis, otitis media o sepsis.
Entre el 15 y el 30 por ciento de todas las neumonías se deben al neumococo, cuyo índice de letalidad está entre el 28 y el 50 por ciento, tanto en menores de 2 años como en mayores de 60. Según la OMS, más de 700 mil chicos mueren por año en el mundo por esta infección y al menos el 90 por ciento de esas muertes se registran en países subdesarrollados.
En la Argentina, la enfermedad neumocócica causa entre 300 y 500 meningitis anuales, que derivan en 100 a 120 muertes y 100 pacientes que quedan con secuelas neurológicas invalidantes de por vida. En los países desarrollados, está considerada entre las primeras diez causas de defunción por enfermedades inmunoprevenibles.
A su turno, el doctor Marcelo Andrade explicó que se trata de una vacuna que en la Argentina está recetada para chicos con enfermedades de base: “Todos los pediatras la indicamos, pero los niños pobres no la pueden comprar. Los países del primer mundo la tienen como obligatoria”, explicó.
Por otra parte, el pediatra Javier Meritano evaluó que “si bien las inmunizaciones son importantes en las defensas de los chicos, no se pueden dejar de lado los determinantes sociales de la salud, como son el hambre o la falta de agua potable”.
Ángela Gentile, secretaria general de la Sociedad Argentina de Pediatría, aseguró: “Apoyamos la incorporación de la vacuna que contenga los serotipos que se sufren en la Argentina”.
Si el Poder Ejecutivo o la Cámara de Diputados de esta provincia la incorporaran al calendario de “urgencias provinciales” el tratamiento de este tema, podrían evitar que los niños santiagueños estén desprotegidos ante el flagelo mortal, procurando así que el acceso a la inyección sea gratuito.
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