La autora es diputada nacional por Santiago del Estero (Bloque Justicialista Republicano)
En las elecciones del 28 de junio se impusieron en los distritos más importantes y productivos del país los candidatos que apoyaron al campo en el conflicto por la Resolución 125. Figuras como Cobos, Aguad, Juez, Binner, Reutemann, Benedetti, De Narváez, Stolbizer, a niveles locales. Carrió y Gerardo Morales en el orden nacional. El oficialismo, que además perdió en todos los grandes centros urbanos, sólo obtuvo el 9% de los votos en los emporios agroindustriales de Córdoba y Santa Fe.
Las políticas del Gobierno que decían preservar "la mesa de los argentinos" nos llevaron a reducir en un tercio las cosechas agrícolas, al cierre continuo de tambos y la liquidación de vientres vacunos. La importación de trigo, carne y leche es posible en muy corto plazo, si no se reacciona ya.
El cultivo de soja, por su menor costo de siembra, y la recuperación de los precios internacionales, se mantiene, mientras bajan a niveles peligrosos los de trigo y maíz.
Elaborar consensos para una política agropecuaria es promover el desarrollo nacional, porque la productividad y competitividad del sector demuestran que el campo es la locomotora capaz de asegurar crecimiento con equidad.
No hay Argentina sin campo. Somos un país que basa su sustentabilidad económica en la producción agropecuaria. Es la cadena agroindustrial la que, como siempre, nos ayudará a salir de la crisis.
Hoy están dadas las condiciones internas y externas para hacerlo. Contamos con un excelente capital humano entre productores, científicos, investigadores, técnicos, trabajadores, que son un ejemplo de competitividad mundial. Sólo en nuestro país el campo paga tantos impuestos, y no recibe ni créditos a largo plazo, ni subsidios.
En 15 años el campo casi cuadriplicó su producción de cereales y oleaginosas y mantuvo sus planteles ganaderos, ahora en liquidación.
Para resolver las dificultades y encarar un programa a mediano plazo con metas precisas, como llevar la producción agrícola a 170 millones de toneladas en 10 años, las exportaciones de carnes vacunas al millón de toneladas, incrementar nuestras exportaciones en otras carnes y la leche y sus derivados y la fruticultura y hortalizas con la elaboración y agregación de valor de todas esas producciones, debemos encarar una agenda.
De entre las propuestas a incluir, figura la necesaria creación del Ministerio Agropecuario y de Desarrollo Regional. Además:
Supresión de las retenciones a las economías regionales, al trigo, el maíz y baja y segmentación de las retenciones a la soja y desgravación de los fletes a los productores que siembran a más de 500 kms de los puertos.
Nueva Ley de Carnes, que incluya la comercialización por cortes y la eliminación del doble estándar sanitario e impositivo.
Un conjunto de Leyes para promover el agregado de valor a los granos, como Ley de Feedlots, Ley de producción porcina, Ley de Promoción de la Lechería, y la incorporación a las leyes de promoción industrial de los proyectos que agreguen valor a la producción de granos, como el caso de las carnes, aceites, alimentos balanceados, elaboración de alimentos, combustibles, etc.
Supresión de todas las trabas burocráticas a las exportaciones agropecuarias.
Un programa de financiación de la ganadería en el Norte grande y en Cuyo, con vistas a la recuperación e incremento del rodeo vacuno.
Impulso a la carne de cerdo y la ganadería ovina y caprina.
Ampliación de las fronteras agropecuarias fomentando la extensión del riego y la recuperación de tierras como los bajos submeridionales y la cuenca deprimida del Salado. Aprovechamiento del Río Dulce, de la cuenca del Bermejo y del sistema del Río Negro.
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