Lamentable lo que pasa con la Legislatura provincial y el Concejo Deliberante de la Capital.
Se salvan de las críticas los tres concejales del bloque del FUP “Ricardo Alfonsín”. El resto (la mayoría) que antes cantaba loas a Julito Alegre, se ha quedado mudo. El martes pasado armaron una sesión de 21 minutos (incluidos el izamiento de las banderas y la lectura de las notas ingresadas).
Nunca pasó como esta vez. Durante toda la sesión ningún edil ex “alegrista-zamorista” y ahora “infantista-zamorista” hizo uso de la palabra. Ni para saludar a un compañero o amigo.
Los tres concejales de la FUP quedaron asombrados y boquiabiertos.
Sin duda, siendo el recinto legislativo el ámbito para que los representantes del pueblo debatan los problemas que aquejan a los vecinos, como también todo aquello que contribuya a mejorar la calidad de vida de los capitalinos, es totalmente incomprensible que el Frente Cívico por Santiago se llame al silencio total, que convierta al Concejo Deliberante en una simple oficina de Ceremonial y Protocolo, dedicada a realizar nominaciones y declaraciones de interés municipal.
Hasta el otro día, estos oficialistas respondían a Julito Alegre y cuando el FUP pedía informes o requería la presencia de un funcionario, cometía “falta grave” o “un pecado”, se llamaban a silencio y rechazaban los proyectos.
Hoy, los mismos personajes responden al intendente Hugo Infante, el Julio II, porque mantienen la misma postura con la que defendían al ex.
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