martes, 29 de septiembre de 2009

A los políticos habría que evaluarlos


Por Carlos David, ingeniero industrial

Los científicos tratan de entender la realidad y resolver las contradicciones. Los políticos tratan de cubrirle el rostro a la mentira para que parezca verdad, disfrazando el engaño. En pocas palabras, diría que los políticos son, en su mayoría, mentirosos. Hacen las leyes para los demás y las excepciones para ellos. Mientras el pueblo al que dicen defender y representar se muere de hambre, la casta política se llena de billetes con nuestros impuestos y, además, en cuanto pueden, se enfundan al bolsillo más dinero a través de hábiles artimañas.

Seria lógico preguntarnos: ¿se lo merecen?, ¿su trabajo nos beneficia? De lo que prometen, ¿cuánto realmente se logra? Hablar es fácil y lo hacen en demasía; concretar es trabajoso y lo hacen con mucha escasez.

Los científicos y en general los trabajadores son posiblemente la clase social más evaluada del país. Constantemente, tienen que demostrar lo que hacen, están llenos de comités que determinan si son merecedores de pasar a una categoría superior, donde recibirán un magro aumento salarial, Hay personas que para tener un salario más o menos digno tienen que esperar 20 años y no dejar nunca de hacer para poder demostrar que se merecen lo que les van a otorgar. Estoy de acuerdo con esta práctica. El país y la sociedad tienen el derecho de exigir trabajadores exitosos y productivos. Para esto sirven los mecanismos de evaluación, que sin lugar a dudas tienen sus defectos, pero en general funcionan bien.

Me gustaría que a nuestros políticos los pudiéramos evaluar. La clase o casta política pasa de un puesto a otro y de un partido a otro con facilidad asombrosa. No tienen ideales, sólo está el hueso; la papa. Por eso vemos a sindicalistas que también son diputados, luego, cuando ya no son diputados, son senadores. Si se acaba eso, otra vez diputados o intendentes, ministros o a un cargo con sueldo y mordida buena. En fin, la lista de enroque es interminable.

Pero, ¿hay alguien que los evalúe, que defina si hicieron bien su trabajo, que determine si lograron algo de todo lo que prometieron? ¿Alguien analiza si sus acciones o responsabilidades lograron cambios en beneficio de la sociedad argentina? Desde luego que no, pues no hay esa práctica de evaluar el trabajo de los políticos ya que, curiosamente, los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado. Como no existe esa práctica, estamos como estamos.

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