martes, 29 de septiembre de 2009

¡Qué bueno, se les dio por los departamentos!


El que no sabía que Julio Alegre compraba departamentos por doquier, o es o se hace. De sus adquisiciones estaban anoticiados sus funcionarios, socios (políticos y económicos), noviecitas, cuñaditos; empleados de la comuna y, muy especialmente, todos los máximos funcionarios de los tres poderes públicos de la provincia.

Todo lo que se dice, aparatosamente, no es primicia. Las correrías de Julito la conocíamos todos.

Como conocemos las tropelías de otros altos funcionarios. Después, en la caída, no nos quieran vender “primicias” de algo que ya es noticia vieja. ¿Cuántos altos jerarcas de este gobierno radical-kirchneristas tienen pisos y departamentos en los edificios cordobeses donde también compró Julito? ¿Cuántos altos jerarcas son dueños de fincas (como la que pertenecía al mismísimo Carlos Juárez), casas de fin de semana y departamentos? ¿No sabemos, acaso, que hay por lo menos dos altísimos funcionarios que comprar departamentos en París? (Sí, en la capital de Francia).

Hoy, en nuestra capital, se construyen 21 edificios de departamentos. ¿Cuántos son propiedad de altos funcionarios? ¿Cuántos figuran a nombre de hijos, hermanos, cuñados o socios económicos; testaferros, que le dicen?

Pese a tamaña crisis, los muchachos construyen y construyen. Se dice que van a crear el nuevo IPVU. Claro que éste significará “Instituto Privado de Vivienda y Urbanismo” porque parece ser más eficaz que el conocido Instituto Provincial de Vivienda y Urbanismo. Es que si se sumara, el “IPVU” de los funcionarios y amigos llevan construidos más departamentos que casas lleva haciendo el verdadero IPVU.

Broma aparte, los fiscales del Crimen tendrían que actuar e impulsar investigaciones sobre los sospechosos de corrupción. Esto es imperativo, porque el santiagueño sigue sin cree que el único “irregular” sea Julio Alegre.

Sencillo, y ya lo dijo nuestro gobernador: “Nos conocemos todos”.

Le faltó acotar que también “nos conocíamos de antes” y, en consecuencia, tenemos siempre presente que Julito no era el único al que hace cinco años no le alcanzaba para comprar una bicicleta.

No hay comentarios: