Por Curas en Opción por los Pobres
El padre Sergio Lamberti, miembro del Movimiento Curas en Opción por los Pobres. |
Al acercarse esta celebración de fe que también es motivo de alegría y encuentro para nuestro pueblo, y al finalizar un nuevo año -momento de balance- queremos acercarles nuestro saludo fraterno y nuestra breve reflexión sincera sobre los "signos de los tiempos" que nos tocan vivir, porque creemos que allí Dios nos dice una palabra que debemos escuchar.
Los tristes hechos vividos en Villa Soldati que se cobraron tres vidas, sumados a los muertos de la comunidad Q'om por la represión policial en Formosa, la muerte de Mariano Ferreyra y la indiferencia criminal sobre los desmontes en Santiago del Estero, Chaco, Formosa y Salta, el desprecio por la vida de los vecinos cercanos a las minas a cielo abierto, nos entristecen y nos ponen alerta acerca de la tendencia frecuente a culpabilizar a las víctimas en los conflictos donde el verdadero verdugo es el lucro infinito y las políticas que favorecen a los explotadores o las élites. Los terratenientes que no respetan a los
verdaderos dueños de la tierra, las empresas que se enriquecen a costa del trabajo precarizado o de la sobreexplotación de recursos y el olvido de los pobres sin techo y sin trabajo como si ellos no existieran, son -en estos casos- raíces de desigualdad y violencia.
Que se haga aparecer a las víctimas como responsables de su desgracia, es un viejo mecanismo de dominación. Se intenta legitimar el poder del más fuerte con el argumento de que la violencia, la represión o la injusticia son inevitables porque la víctima se lo buscó o que a veces el "orden" es más valioso que la vida. El que es pobre es porque no trabaja, se dice. El que no tiene vivienda es porque no se preocupó de tenerla. El que ocupa una tierra es un delincuente. El inmigrante es un narcotraficante y les quita el pan a los argentinos. Al que no le alcanza el dinero es porque tuvo muchos hijos. Quieren convencer a toda la sociedad de que todos ellos son culpables por haber nacido y deben ser reprimidos o borrados del mapa.
La imagen navideña de Jesús pobre, acobijado por sus padres y el calor de un par de animales, nos alienta a buscar otro mundo posible, con lugar para todos, desde la sencillez cotidiana del amor, la justicia y el respeto por los demás. "Otro mundo posible" que sabemos que se va haciendo realidad en decenas de experiencias que surgen desde los mismos pobres a lo largo y ancho de nuestro país. El pesebre es el lugar desde donde Dios tiene una palabra para decirnos si somos capaces de escucharla.
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