lunes, 20 de diciembre de 2010

Se destapó una olla y…¡nada!

Zamora ya no se hace acompañar por “Sugus” en actos públicos.
El gobernador Gerardo Zamora mantiene en sus cargos a funcionarios sospechados de una fenomenal corruptela.
Le destaparon una olla que bulle irregularidades y donde están involucrados el jefe de Gabinete, Elías “Sugus” Suárez, el subsecretario de Prensa, “Lito” Argañaraz, quienes extraían fondos a través de facturas apócrifas de una media docena de “agencieros publicistas”. (Uno de esos amigos del poder, apareció adquiriendo, en junio de este año, un fastuoso hotel en la más coqueta y cara playa de la Argentina, como es Cariló, provincia de Buenos Aires).
Zamora no reemplaza a “Sugus” y éste no quiere abandonar el cargo, en una suerte de animado y simpático jueguito de chicos traviesos, mientras el susurro fluye de la mismísima Casa de Gobierno y por el boca a boca o el boca a oreja, que se encargan de informar a la gente de la calle al instante de las derivaciones del desfalco.
Se comenta por ahí que no se actúa -pese a los ilícitos- para no “dar la razón a los inservibles que se dicen periodistas independientes”.
Otros, en cambio, sospechan que Zamora está convencido de es un incidente pasajero y que en un par de semanas todo se olvida.

“En el freezer”

Están pasando cuestiones muy graves. Como que se descubrió a un jefe y a una asociación ilícita que operaban con el método de la facturación apócrifa.
Asimismo, se trata de un hecho doblemente agravado porque ocurrió con el jefe de Gabinete (o jefe de ministros), quien de la noche a la mañana ha dejado de pertenecer al elenco privilegiado de Zamora. Fue puesto en el freezer y ya no sale a pasear por ningún acto público.
El gobernador ahora se hace acompañar por los titulares de los otros dos poderes públicos: Ángel Niccolai (presidente de la Legislatura) y Lionel Suárez (presidente del Superior Tribunal de Justicia); ambos, sin ninguna tacha de corrupción.

“Tiempos políticos”

Parece un chiste. Pero corresponde consignarlo.
Hay 67 periodistas dueños de pequeñas radios FM y de pasquines a los que “mantenía” con fondos públicos el jefe de Gabinete en retirada, algunos de los cuales comentan que “Zamora va a hacer los cambios recién cuando se callen los críticos que pretenden ‘gobernarle’ la provincia”.
Frente a descabellada advertencia, corresponde aclarar a éstos voceros del zamorismo o del suguismo, que la corrupción es un cáncer que agobia a la provincia y, consecuentemente, hay que denunciarla y combatirla al instante.
Reprimir, sancionar o remover a un funcionario que cometió una falta grave con fondos públicos es un deber que tiene que cumplirse sin meditaciones sobre supuestos “tiempos políticos”.

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