El recinto de la Legislatura santiagueña en donde todavía no se refleja las verdaderas inquietudes de la ciudadanía. |
Esta mayoría oficialista no presentó ninguna iniciativa (de ley) que sirva al bien común. Tampoco se preocupó por tantos conflictos (municipales despedidos, por ejemplo), hechos de corrupción (lamentablemente, que aparecen en todos los estamentos de la administración pública), falta de servicio de justicia (con funcionarios y magistrados que dan pena por tanta ineptitud y desapego por la función), ó la falta de seguridad (con una policía que no tiene conducción, planes, estrategias, etc.).
De los cuatro opositores (José Luis Zavalía y su correligionaria Inés Trógolo de Marozzi, Francisco Alberto Cavallotti, de Cruzada y Lealtad, y José Fares Ruiz, del Frente Justicialista), es José el que empecinadamente arremete todos los martes contra la abrumadora mayoría legislativa del zamorismo.
Esta porfía hace que ya se hable del “efecto Zavalía”. Y consiste en que los ha vuelto al estudio y a la lectura a los legisladores oficialistas, quienes concurren a sus bancas llevando pesados libros de consulta y textos jurídicos para contrarrestar a la "furia radical". José, en una tarea titánica, presenta entre seis y diez proyectos en todas las sesiones que, por supuesto, el zamorismo los rechaza sistemáticamente. Lo único que consigue el radical es consolidarse como el único diputado opositor irreconciliable con “el régimen”; como le gusta definir a esta administración.
(Vale una pregunta: ¿Por qué será que el presidente de la Legislatura, Ángel Niccolai, abandona el estrado y delega la conducción del debate a los vicepresidentes, todas las veces que interviene Zavalía?).
Ah, falta el otro “efecto”. El “efecto Zamora”, que es el que llegado a inmovilizar a los 36 diputados oficialistas. Ninguno abrió la boca cuando recibió las órdenes del gobernador, que los trató como "a tropa".
Les dijo Zamora: “Ninguno se atreva a presentar un proyecto de ley, porque es ‘competencia’ exclusiva del Poder Ejecutivo”; “Ustedes deben presentar proyectos de declaración o de comunicación, únicamente”; “Vayan a la Cámara si tienen ganas, y si no pidan licencias o vayan de vacaciones”.
Esto explica cómo esta mayoría abrumadora ha convertido al Parlamento en el peor de toda la historia de Santiago del Estero. Es que además de oficiar como "escribanía" del Poder Ejecutivo, se dedica, con mucha organización y esmero, a rendir homenajes a artistas, sobre todo a músicos que semanalmente concurren, reciben la distinción parlamentaria y “tocan y cantan”, convirtiendo al recinto en una “fiestita” en la que nunca falta los movimientos de cuerpos de algunas diputadas que “bailan” desde sus bancas.
Cuando arranca la música en el “templo de la democracia", vale la pena mirar la cara que pone “Pancho” Cavallotti; el juicioso. ¡Todo un espectáculo!
1 comentario:
Estan a tiempo, muchachos y niñas del oficialismo, esto se acaba, junto al alejamiento de Cristina, van a suceder muchas cosasssss!!!
Estan todavia a tiempo de dejar el barco, para que despues no los acucen de ratas que abandonan el barco. Hasta aqui llegaron, se viene el nuevo Santiago y el nuevo País...
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