Por Segio Sinay.
En el año 2000 el neurólogo, etólogo y psiquiatra Boris Cyrulnik (pionero en el estudio de la resiliencia) y el sociólogo y filósofo Edgard Morin mantuvieron lo que se llamó un Diálogo sobre la naturaleza humana (publicado luego como un pequeño libro de 70 páginas). En un tramo de esa nutricia e imperdible conversación dice Cyrulnik que, en pleno triunfo de la ciencia y de la técnica, es posible crear objetos de laboratorio puros que, al no confrontar con las contradicciones y polaridades del real mundo viviente (“que se halla siempre al filo de la navaja”), sólo pueden existir allí, en el laboratorio. Puedo crear un niño de altísimo coeficiente intelectual, dice, pero ese cociente sólo existirá en el laboratorio. En un contexto viviente acaso ese niño no tardaría en ser infeliz por múltiples razones. Y volvería a la felicidad por obra de vínculos y afectos con seres vivientes. “El laboratorio, al crear un objeto puro, nos confunde, nos engaña”. Morin acuerda y agrega: Mientras todo lo creado tecnológica y científicamente se desgasta, los seres vivos se regeneran y transforman.Recordé este diálogo a la luz de la oportunista euforia tecnocrática despertada por la inauguración de esa kermés llamada Tecnópolis, escenario de nuevos discursos soberbios, de nuevos y sintácticamente espantosos relatos presidenciales y ministeriales en los que, una vez más, la historia y el mundo mismo parecen empezar hoy y aquí, sin memoria. Ya contamos con una Disneylandia criolla en donde adorar a la tecnología sin cuestionar su ética, sin preguntarnos cuándo fue que ella dejó de estar al servicio de las personas para poner a las personas a correr detrás de la tecnología. Desde cuándo la moral dejó de formar parte de los paradigmas científicos y el mundo de laboratorio empezó a imponer sus intereses al mundo viviente. Y, de paso, ¿no sería un gran avance científico y tecnológico lograr algo tan simple como que haya combustible en las estaciones de servicio, medicamentos y gasas en los hospitales y calefacción en las escuelas? ¿O será que eso no da para una feria?
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