Día trágico para la policía provincial a raíz de la muerte de un jefe a manos de su subjefe, en la división Criminalística, los que venían enfrentados desde hace tiempo. |
Sus sospechas crecieron cuando se dispuso que se someta a una revisación psico-física ante una junta médica, y comenzó a discutir y a amenazar a diario a su jefe, en Criminalística, cada vez más seguro de que “vos con 'los de arriba' me quieren apartar de la policía”.
Este martes, luego de un fin de semana largo, Cascio llegó a Criminalística. Más tarde arribó el jefe de la división, Bravo, quien lo llamó a su oficina y lo invitó a notificarse de que pasaba a disponibilidad por estar afectado psíquicamente, conforme a las conclusiones de la junta médica.
Fue cuando lleno de odio confirmó todas sus sospechas de que estaba siendo “acosado” por sus superiores, y comenzó a discutir y terminó disparándole a su jefe Bravo, al que provocó la muerte. Luego, intercambió disparos con otros compañeros hasta que fue reducido y detenido, herido en el abdomen.
¿Quién o quiénes fueron los irresponsables que comisionaron a Bravo para que notificara de esta disposición a Cascio, en Criminalística?
¿No debió ser llamado a la dirección de Personal para que, como corresponde, tome conocimiento de la resolución?
La desgraciada muerte de Bravo seguramente hubiera podido evitarse si la cúpula policial habría llegado a advertir y tomar medidas a tiempo para terminar con las discusiones, las acusaciones y las permanentes amenazas entre un jefe y un subjefe que vivían enfrentándose, en Criminalística.
La desaparición de Bravo es irreparable, pero el juez que entiende la causa debería indagar hasta encontrar al o a los responsables de este procedimiento que lo llevó a notificar a su “enemigo interno” de su pase a disponibilidad, quien le respondió con un ataque desproporcionado que le provocó la muerte.
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