miércoles, 10 de octubre de 2012

La desgraciada muerte por culpa del caos policial


Día trágico para la policía provincial a raíz de la muerte de un jefe a manos de su subjefe, en la división Criminalística, los que venían enfrentados desde hace tiempo.
El comisario Marcelo Cascio, subjefe de Criminalística, estaba convencido de que el jefe de la división, comisario inspector Eduardo Bravo, más otros superiores le “tendieron una cama” para que se vaya de la repartición.
Sus sospechas crecieron cuando se dispuso que se someta a una revisación psico-física ante una junta médica, y comenzó a discutir y a amenazar a diario a su jefe, en Criminalística, cada vez más seguro de que “vos con 'los de arriba' me quieren apartar de la policía”.
Este martes, luego de un fin de semana largo, Cascio llegó a Criminalística. Más tarde arribó el jefe de la división, Bravo, quien lo llamó a su oficina y lo invitó a notificarse de que pasaba a disponibilidad por estar afectado psíquicamente, conforme a las conclusiones de la junta médica.
Fue cuando lleno de odio confirmó todas sus sospechas de que estaba siendo “acosado” por sus superiores, y comenzó a discutir y terminó disparándole a su jefe Bravo, al que provocó la muerte. Luego, intercambió disparos con otros compañeros hasta que fue reducido y detenido, herido en el abdomen.
¿Quién o quiénes fueron los irresponsables que comisionaron a Bravo para que notificara de esta disposición a Cascio, en Criminalística?
¿No debió ser llamado a la dirección de Personal para que, como corresponde, tome conocimiento de la resolución?
La desgraciada muerte de Bravo seguramente hubiera podido evitarse si la cúpula policial habría llegado a advertir y tomar medidas a tiempo para terminar con las discusiones, las acusaciones y las permanentes amenazas entre un jefe y un subjefe que vivían enfrentándose, en Criminalística.
La desaparición de Bravo es irreparable, pero el juez que entiende la causa debería indagar hasta encontrar al o a los responsables de este procedimiento que lo llevó a notificar a su “enemigo interno” de su pase a disponibilidad, quien le respondió con un ataque desproporcionado que le provocó la muerte.

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