La mujer
golpeada por Jaime Sesé, a la que ahora se quiere hacer aparecer como castigada
por otro hombre que estaba en su casa a la hora en que llegó el funcionario.
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Decimos esto porque ahora, policías y juez del
Crimen actuantes están detrás de Montenegro para que diga ¿con quién estuvo en
su casa en la madrugada del 1 de enero cuando llegó Sesé?
Por supuesto, preso y abogado van por la
hipótesis de que la mujer estaba acompañada por un hombre que, al ver llegar a
Sesé, la comenzó a golpear. Concretamente, quieren hacer aparecer al
funcionario del Concejo Deliberante como injustamente acusado por Montenegro, “porque
él no la golpeó”.
En este tren, la causa ha comenzado a transitar
por el camino de la sospecha inicial de la víctima el día que distribuyó su
denuncia escrita por todos los medios, en la que confesaba que “tenía miedo por
la influencia política que tiene Sesé”.
La “estrategia defensiva” resulta un
infantilismo total, porque a nadie van a hacer creer que en la casa había otro
hombre (insinuando a un amante), que al ver la presencia de Sesé golpeó
cobardemente a Montenegro.
Por ello, la pregunta es obvia: ¿Qué raro que
Sesé, que llevaba comida para compartir con su ex pareja, se quedó parado sin
intervenir cuando otro hombre castigara a Rita, y se retiró a su domicilio a
dormir en lugar de concurrir a la policía o a asistir a la víctima?
Si la policía y el juez intervinientes continúan
presionando a la mujer para que “invente” a un hombre que no existió, estamos
en presencia de una mala instrucción tendiente a “salvar” a un funcionario
público.
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