Es
muy loco el caso de Néstor Russo, jefe de Taller de la repartición, que es “pollo”
del ingeniero Mario Alvarado, quien lo hizo nombrar en los tiempos de César
Eusebio Iturre, cuando dirigía Recursos Hídricos.
Nadie
comprende cómo hizo y hace Russo para poseer dos automóviles y una camioneta 4
x 4, aunque los esconde en su casa, porque todo el día se maneja en el vehículo
oficial; con familia y con sus amigos de pesca.
Además,
tiene la manía de “repartir” vales de combustible a un grupo de allegados, de
adentro y de fuera de la repartición. Claro que no se sabe si esas dádivas
tienen alguna contraprestación.
Bueno
sería que la interventora de la Administración Provincial de Recursos Hídricos
disponga una auditoría (seria, por supuesto), con contadores del Tribunal de
Cuentas (que para ello están), en el Taller de la dependencia, porque capaz que
descubra las razones (ilícitas se supone) del gigantesco crecimiento
patrimonial de su empleado, convertido en otro de “los nuevos ricos de Santiago”.
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