Por Juan Gómez.
El contingente santiagueño en el Reloj de flores en Viña del Mar, principal atractivo para los turistas. |
Uno cuando termina el viaje se pregunta de ¿cómo Coesa? Ocurre que la entidad una vez más ofreció la posibilidad de utilizar el tiempo inactivo laboral de los mayores adultos con actividades que son placenteras y provechosas. Así se puede entablar comunicación, relaciones humanas, provocando diversión y satisfacción disfrutando de actividades a lo largo y ancho de la geografía de nuestro país y vecinos.
Sin temor a equivocaciones, está en el ánimo de todos los 42 participantes, que el sueño de la felicidad se hizo realidad. Una linda manera de conocer y revalorizarnos.
Cuando se llega a Mendoza se toma nota del milagro de tanta vegetación por el agua, que corre por los canales que bordean la ciudad. Sus veredas amplias por los sismos. Es dueña de innumerables plazas y parques, como medida preventiva frente a la naturaleza, que de vez en cuando acostumbra a castigar a los hombres. Frente a tanta vegetación, uno no puede vencer la tentación de preguntar el sentido de tantos arboles y alamedas. Nos explicaron que las raíces se entrelazan entre si y de esta forma la tierra no se agrieta. A esta hora de la visita por la ciudad del “buen vino” uno se adueña de la expresión poética “si el sol te quema como en ninguna parte, es que estas en Mendoza…. Si el viento se te hizo lento, como en ninguna parte, es que estas en Mendoza”. Ante tanta belleza natural, lo menos que se nos ocurre expresar que estamos maravillados por la mano del hombre.
Nos llamó la atención los portones del Parque de Mendoza. Fue comprado en un remate en Francia, realizado para un sultán árabe que no pudo disfrutarlo por haber sido destituido. La diagramación del parque corresponde Carlos Thai, el mismo del parque Independencia de Tucumán.
Sería imperdonable no hacer referencia a la visita al monumento del Cerro de la Gloria, allí donde San Martin está en una actitud pensante y de preocupación frente al desafío de los Andes, cuando solo faltaban 21 días para la travesía. Están también los frisos, que muestran distintas escenas con el protagonismo del pueblo de Mendoza. Ah, allí a lo alto la dama alada de la libertad, sosteniendo en sus manos restos de cadena, símbolo de la liberación.
Rumbo a Chile
Tras dejar Mendoza, iniciamos el recorrido de las paredes andinas que nos protegieron durante todo el viaje. El arcoíris de los cerros, producto de los distintos minerales que constituyen los colosos de piedra, que tienen otra coloración, cuando los besa el sol. Cerros como cubiertos en sus puntas, por un papel aluminio, recortado de manera más caprichosa e imaginable. Por este universo de belleza, Dios si paso por aquí.
“Cruzando la cordillera, late el corazón contento”, que de pronto se paraliza cuan-do están frente a nosotros, las caracolas de Potrerillos. La ruta entre las cumbres parece estar trazada por el lápiz de un niño caprichoso. Era para tener mucho miedo.
Después de tanto andar, por fin llegamos a Viña del Mar. A partir de ahora se puede comprender la hegemonía del Pacífico. Modernas carreteras nos llevaron rápidamente al aire salino y puro de la costa.
La ciudad “jardín” o “bella” como le dicen, ofrece modernos edificios, cuidadas plazas y es el hogar del mayor festival de la canción Hispanoamérica, con la quinta Vergara. Por su particular clima, Viña del Mar admite la fácil adaptación y desarrollo de múltiples flores y árboles, a veces delicadas, especies florales y vegetales nativas o exóticas, que le otorgan un colorido único. En síntesis: arena, sol, flores, tres características de una ciudad pujante y acogedora que descansa a la orilla del Océano Pacifico.
La playa más famosa de la ciudad es “Acapulco” rodeada de enormes edificios y con los restos del Muelle Vergara y sus vetustas grúas. Puede ser recorrida desde la plaza Vergara, punto de partida al “centro” de la ciudad. Por ahí andando, leí “para disfrutar de la “ciudad Jardín”, que cuenta con veranos cálidos, otoños con atardeceres sublimes, inviernos que refieren con toda la fuerza de la naturaleza y una primavera con todo el aroma de las flores.” Otro lugar obligado de visita a esta ciudad y trae miles de turistas, es el reloj de flores.
Valparaíso
De los cerros se descuelgan casas de colores diferentes (boca) que conforman un laberinto gigante de callejuelas, largas. Son casas empotradas en decenas de cerros con vista al mar, principal puerto del país, capital legislativa. A poco de recorrerla uno se encuentra con otra ciudad tan bella como Viña del Mar, pero con características totalmente diferentes. Cerros y mar son los límites naturales de Valparaíso.
Nos dijeron si quieren buenas olas, deben llegar a la playa de Reñaca, con muchos lugares para comer y comprar. Es el punto de moda de cada verano dentro de la playa. La encontramos joven y linda, con decenas de buenos restaurantes. El océano aquí es propicio para deportes náuticos como el surf.
Las sorpresas de Neruda
Santiago, transformada en una ciudad “top” en oportunidades de negocios inter-nacionales y ha cimentado una imagen de vida febril y calidad de vida valorada por los visitantes. En el centro se desarrolla la mayor parte de la vida cívica del país. Ahí está La Moneda (palacio de gobierno) la plaza de armas y los edificios del poder judicial y ejecutivo. Con las peatonales, el centro es un espectáculo en sí mismo.
Seguimos viaje y comprobamos que las olas incesantes que golpean un roquerio negro (Isla Negra) imantaron al poeta Pablo Neruda que instaló frente a ese paisaje su casa más famosa. Llegar hasta ahí, aparecen mil sensaciones y al mismo tiempo un recogimiento por todo lo que representa para los chilenos y el mundo. Uno puede maravillarse con los diferentes objetos que el poeta coleccionó a lo largo de su vida: mascarones de proa, mascaras de diversas formas y procedencia, botellas de acuerdo a su color mirando al mar o la tierra, fotografías, cajas de extraños insectos, relojes, instrumento de navegación. En el jardín de la casa se encuentra el campanario, un bote, una fuente de agua y también las tumbas de Pablo Neruda y Matilde Urrutia, la última mujer, que miran hacia el mar.
Antes de retirarnos, se ensaya en silencio, como un credo profano, aquellas estrofas “puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo:”La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a los lejos”.
Su casa de características particulares, como su pluma. Sin lugar a dudas un lugar inspirador.
Uno de los lugares más visitado por turistas de todo el mundo es la casa del poeta chileno Pablo Neruda. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario