sábado, 23 de mayo de 2009

El Pacto Menem-Kirchner



Por Roberto Azaretto

Basándose en los datos de un libro recién aparecido, y en sus propias vivencias en su paso por la función pública, el autor explica las razones por las cuales -según su opinión- no se siguió investigando el enriquecimiento ilícito durante el gobierno de Menem.

Se ha presentado el último libro del periodista de investigación Juan Gasparini, "El Pacto Menen - Kirchner". El autor fue militante del grupo Montoneros.

Su libro sobre la organización guerrillera "Montoneros, la verdadera historia" es muy útil pues, escrito por alguien que estuvo adentro, desenmascara a violentos, ineptos, mediocres y asesinos como Firmenich, Vaca Narvaja y Perdía, responsables en gran parte de la peor década de la historia nacional, la de los setenta. Década en la que derechas e izquierdas no hicieron nada positivo, ocupadas en matarse entre sí y destruir al país.

Muy interesante es el libro del mismo autor dedicado a David Graiver, uno de los banqueros que recicló los fondos del rescate de los hermanos Born, secuestrados por esa banda , que alcanzaron a los sesenta y cuatro millones de dólares.

En el nuevo libro "El Pacto Menem - Kirchner" Gasparini, experto en las sinuosidades de la banca Suiza, relata las gestiones del equipo del primer ministro de Justicia y Seguridad del kirchnerismo, el doctor Gustavo Beliz, para enfrentar la corrupción en la Argentina buscando y encontrando cuentas de Menem cuyos fondos provenían de sobornos y, como ante el éxito, el propio presidente Néstor Kirchner, saboteó todo.

El sabotaje se produce ante amenazas del menemismo de revelaciones sobre sus cuentas; para eso los peores jueces del país sumaron esfuerzos, evitando que la ola reformista que terminó con la Corte abyecta de Menem se extendiera a la Justicia federal.

Las cuentas de Menem aparecieron, las autoridades del gobierno suizo se mostraron muy solícitas y se firmó un tratado de cooperación penal para detectar dinero de la corrupción argentina. Ese tratado no fue ratificado por el Poder Ejecutivo ni enviado al Congreso Nacional buscando el mismo fin, como lo dispone la Constitución Nacional.

Las cuentas son de Menem y Ramón Hernández; una de ellas provenientes de Irán para tapar la participación de ese país en el atentado a la AMIA.

Otra cuenta está relacionada con la empresa francesa Tahles por el control del espacio radioeléctrico; el ministerio encontró, en cuentas diversas, veinticinco millones de dólares depositados por esa empresa francesa. La causa la pretendió prescribir el juez federal Urzo, renunciante para evitar el juicio político. Hace un tiempo, la Cámara de Apelaciones dispuso su reapertura.

El modus operandi es buscar un financista suizo que lleva una parte del negocio y de esos fondos paga los sobornos. Así actuó Tahles con el financista Queodot, y ese mecanismo lo aplica Siemens, también acusada de pagar sobornos en la Argentina y Alsthom la empresa francesa "del tren bala".

El gobierno francés estuvo dispuesto a pagar 100 millones de dólares a la Argentina en el tema Tahles con tal de que el asunto se ventilara solamente en nuestro país y no fuéramos a litigar a tribunales del suyo.

También el equipo de Beliz encontró cuentas de testaferros del banquero Rhom, merced a la buena voluntad en el gobierno de la Confederación Helvética para su repatriación al país, dada la quiebra fraudulenta del Banco General de Negocios, al punto de que uno de los fiscales más importantes de Suiza vino a colaborar en la redacción de los exhortos, con la jueza María Romualda Servini de Cubría.

Jamás estos documentos fueron firmados por la jueza y años después el gobierno suizo les reconoció a los herederos del testaferro los ocho millones de dólares que debió percibir el Tesoro nacional.

Todo terminó en el pacto de impunidad Menem - Kirchner. Por eso el tema de la seguridad no se va a resolver nunca si no se ataca a los grupos mafiosos con protección política, judicial y policial.

Los delincuentes más peligrosos del país no viven en las villas miseria, ahí está la mano de obra para delitos menores; los jefes de las mafias viven en avenida del Libertador, en Puerto Madero y en los Country de Pilar y Tigre.

Es muy oportuna esta investigación de Juan Gasparini, que relata hechos verdaderos, me consta personalmente, y será una contribución para el esclarecimiento de tantos delitos que se disimulan con gritos de yo o el caos.

Me consta -porque estuve ahí con Gustavo Beliz y encabecé la delegación del Ministerio de Justicia y el de Relaciones Exteriores que logró el tratado con la Confederación Helvética-, que el libro de Gasparini revela la verdad.

Muchos me preguntaron por qué fue destituido Beliz; simplemente porque se hicieron denuncias en la Justicia federal sobre el patrimonio de Néstor Kirchner y los fondos de Santa Cruz.

Los jueces de la servilleta tuvieron la oportunidad de extorsionar, querían la cabeza del ministro y su equipo, que demostró, entre otras cosas, la ineptitud de ellos y sus complicidades con la corrupción. Caído Beliz, las denuncias también cayeron.

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