domingo, 21 de junio de 2009
Llamen al gran tacuchador para “elegir” a “los mudos” diputados
Por Juan del Campo
¿Llevar candidatos propios en la próxima elección de diputados nacionales, para enfrentar al oficialismo?
Si!!!! Con mucho gusto. Pero… ¿Quién paga los gastos?
Este dialogo se escucha muy a menudo en todos los reductos partidarios de la provincia de Santiago del Estero y con seguridad debe también reiterarse en todo el país.
Todos quieren participar, y tienen derecho a ello, pero no cuentan con los medios para concretar esa posibilidad.
Los partidos políticos están fundidos a causa de una política perversa instaurada durante el gobierno de Carlos Menem, que pensaba convertirse en emperador en los dorados 90, sin sospechar que al asfixiar a los partidos políticos se coartaba la libertad de libre participación en democracia.
La llegada de Raúl Alfonsín a la presidencia de la Nación a comienzo de los años ochenta, recién instaurada la democracia en la Argentina, abrió una brecha de esperanza en la línea dirigencial partidaria, pues dotó a los partidos políticos, en plena reconstrucción, de los elementos indispensables para su subsistencia y efectiva organización.
Es por ello que la democracia se afianzó en toda la Republica multiplicándose las líneas del pensamiento político en las más variadas direcciones. Había sed de participación, de hacer oposición, de contralor gubernamental, de fiscalización etc., todas posibilidades que han quedado en desuso a causa de la crisis económica que vive el mundo y que no le es ajena a esta provincia.
En Santiago del Estero, al zamorismo poco parece importarle la inminente contienda eleccionaria, pues sabe que en nada puede beneficiarse gane o pierda la elección. Ya está demostrado que los parlamentarios que envió hace cuatro años al Congreso nacional no le aportaron absolutamente nada ni a la provincia ni a la democracia. Y, sin embargo, los nominó una vez más como el signo inequívoco que muy poco le interesa el resultado electoral.
Salvando la excepción de Marta Velarde, que no pertenece al signo gobernante, los diputados zamoristas votados como diputados de la Nación resultaron ser una lágrima en medio del tembladeral legislativo, pues según se comenta en medios del Parlamento, “después de casi cuatro años de mandato no los conoce ni el portero del edificio de la calle Rivadavia, en la Capital Federal”.
Ni mencionemos lo que fue la labor parlamentaria de los susodichos porque en realidad deviene inexistente.
En fin, muchos sostienen que sin una oposición activa -por falta de fondos- se vislumbra un nuevo triunfo -ante nadie- del Frente Cívico provincial que ya se sabe a ciencia cierta que lo que lleva en sus boletas es más de lo mismo; es decir nada que pueda beneficiar a la provincia.
Y no nos extrañemos que por estas razones baje aun más el porcentaje de votantes, debido a la falta de interés de la población en ir a votar y en los resultados de los cargos en disputa.
Parece que otra vez habrá que llamarlo al “gran tacuchador”, al decir de Jorge Asís, para que ordene los comicios y no se diga por allí que los santiagueños no quieren votar más… por lo mismo.
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