En Frías no todos se callaron para denunciar a los narcotraficantes. |
No hicieron otra cosa que interpretar las preocupaciones de los vecinos frienses por el ingreso de marihuana y cocaína al pueblo, que comenzó a poner en riesgo a la juventud.
Anoticiado de la denuncia de Bustamante y Navarro en la policía y en la justicia, el entonces gobernador Carlos Juárez se interesó y comisionó a su subsecretario de Seguridad, el represor militar mayor retirado Jorge D’ Amico, quien en lugar de escuchar a la gente que ya sabía quiénes llevaban y distribuían la droga en Frías, comenzó a hostigar a los denunciantes por el solo hecho de ser adversarios políticos tanto del salimnismo y del juarismo.
“Usted vaya, investigue y proceda, como le corresponde por ser la máxima autoridad de la policía, pero no pierda el tiempo en venir a Frías a imponerme a mí, como intendente, que le de nombres y apellidos de los traficantes”, le dijo Bustamante a D’Amico, quien no volvió más y prefirió mirar para otro lado en lugar de profundizar la investigación que podría llegar a complicar a algunos del clan Salim.
La historia es vieja y han crecido mucho los traficantes ante la pasividad, complicidad y temores de las clases gobernantes.
Lo importante que la población de Frías conoce todos los pormenores, como que existen organizaciones que operan en los límites entre Catamarca y Santiago, y que el salimnismo, desde su omnipresencia e impunidad -más connivencia de los distintos jueces, policías y jerarcas que condujeron los gobiernos provinciales- , amparó y ampara a los que introducen el veneno de la droga por estos lares santiagueños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario