Jorge Castillo, administrador de La Salada, compró buena parte de las cerdas que salieron a la venta. |
La presencia de Castillo habla del rol que tiene esta exposición en el posicionamiento de la producción regional más allá de la propia región y también de su importancia como espacio para la concreción de nuevas oportunidades de negocios.
Castillo no es sólo el famoso administrador de La Salada. También tiene emprendimientos productivos en Marcos Paz y Santiago del Estero. Este hombre siembra soja, cría caballos de carrera, animales Brangus, y produce biocombustibles a partir del cultivo de Jatropha, que también usa para la alimentación animal.
La compra de las cerdas rematadas en Daireaux es parte de un proyecto de cría de cerdos con 2000 madres que estará radicado en Santiago del Estero. El objetivo es traspolar el esquema de negocios de La Salada al negocio porcino. ¿Cómo? Evitando a los intermediarios, posibilitando que sea la propia producción la que esté en contacto con el consumidor final.
El plan de Castillo es abrir una serie de carnicerías porcinas en la ciudad de Buenos Aires, con mercadería proveniente de su producción. “Hoy el frigorífico le paga al productor 6 pesos por kilo de cerdo y en mostrador el kilogramo de cerdo va de los 36 a los 40 pesos. El objetivo es integrar oferta y demanda, de modo que sea el mismo productor el que llega con sus productos al mostrador”, explicó Castillo. “Incluso, La Salada vende a domicilio por internet, un modelo que será replicado para las carnicerías porcinas”, remató.
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