Por Virginia Vulrrich
El tema no es nuevo. Desde hace rato que lo venimos advirtiendo desde estas páginas: Lo que ocurre es que esta suerte de modismo k se está extendiendo por todas partes. Veamos.
Se comenta que el gobierno K promueve un novedoso tipo de empleados “ñoquis”: se trata de “ciberñoquis”', jóvenes que cobran sueldos del Estado por militar y de paso espiar para el Frente para la Victoria a través de Internet.
La agencia de noticias Telam contrató a Sebastián Lorenzo, un autoproclamado “cibermilitante” de las filas de la Generación K que -según Perfil- viene saltando de puesto en puesto en el Estado. Ahora será “asesor Web 2.0”, pero sus funciones serán las de siempre, promover la militancia rentada con fondos públicos.
El sueldo de este "mirador de oficio" fue pagado por el gobierno de Alperovich, aunque militó todo el tiempo en Buenos Aires y no dejó de vivir en el barrio de Palermo. Fue un activista clave para coordinar la campaña digital “Sumate a Cristina”. Pero él no es él único militante que tarifa sus actividades digitales para promocionar la doctrina K. Como Lorenzo, Horacio Elsinger, Celina Janet Silva y Leonardo José Leccese, también son militantes rentados y, perciben sueldos del gobierno de Tucumán, siempre según publicó Perfil.
Además los acompañan, en Mendoza, Alejandro Atanasio y, soplando vientos del sur, con sueldo de la Lotería Nacional, Agustín Clark. El ministerio de Planificación Federal de Julio De Vido también aporta, ya que le paga un sueldo de $1.200 a Daniela Vilar, una de las líderes la cibermilitancia para la victoria. Miren en lo que pierde el tiempo el ministro nacional que descontroló los subsidios del agua, gas y luz, para que sean los contribuyentes quienes deban soportar sus travesuras.
Se supo que el líder de los jóvenes K es el abogado Javier Noguera, actual secretario de Grandes Comunas de Tucumán, y hasta diciembre pasado secretario de gobierno provincial. Íntimo amigo del gobernador José Alperovich, y presidente de una fundación "fantasma" llamada Fundación Generación Libre, coordina la promoción en Internet de los proyectos K y es el puente con la caja estatal de donde salen los sueldos de los cibermilitantes. Eso sí, intentan ser discretos para no llamar demasiado la atención, ya que se moderan con las cifras: cobran entre $1.000 y $2.400.
Aquí en Santiago "las espiadas" son mas caras. Según lo conocimos hace un par de meses hay una tarifa asignada y determinada para los muchachos "militantes" del "nederismo zamorense". Teníamos entendido que tumbar un sitio web le costaba al gobierno provincial la modica suma de $5.000 y un anexo de $ 3.000 si se hacia seguimiento para no dejarla subir a Internet.
El seguimiento de periodistas y de políticos opositores dependía del nivel de cada uno de los "vigilados". Ejemplo: si el periodista o político frecuentaba lugares caros, la tarifa subía, ya que no es lo mismo vigilar a empleados públicos suscriptos a diarios web que tienen vicios más baratos.
En fin, si contáramos todo lo que sabemos.... seria de nunca acabar. El problema de los que mandan es que ni siquiera saben que nosotros sabemos.
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