Por Deyes Sosa (Nota II)
Después vivieron los cambios y rotación del personal, el desplazamiento de antiguos empleados de carrera, por jóvenes inexpertos, “de confianza”, como le dicen. Muchos de ellos con contrato específico y otros muy conocidos que arrastran en sus “curriculum” sumarios administrativos y procesos judiciales.
En la era Soria Bussolini parece que comenzaron las tropelías, en especial cuando la señora directora era descubierta concurriendo a la dependencia oficial, en horarios muy poco convencionales. A la tarde temprano, de noche tarde y hasta de madrugada, comentan los memoriosos. De allí se la observaba salir con gran cantidad de matriculas de folio real (originales y el blanco), ya que al día siguiente cuando se las requería para la producción de informes, estas no se encontraban en sus casilleros y a posteriori se las divisaba en su escritorio, y la misma directora era quien se ocupaba de devolverlas a su lugar de origen, desde donde nunca debieron abandonar el recinto oficial.
Entre otras “travesuras” se recuerda cuando brindó una información totalmente apócrifa a la dependencia de Tierras Publicas sobre un campo del departamento Alberdi, de 30.000 hectáreas, el cual se encontraba con “modificación” en el dominio del inmueble y luego la justicia procedió al desalojo de las personas que lo habitaban, siendo estas ultimas poseedores de la escritura.
Esta directora fue quien sacó de circulación varias matriculas de folio real que compendian más de 25.000 hectáreas en el departamento Alberdi, de propiedad de la firma porteña Pinko S.A, que estuvieron en la justicia, con una medida cautelar de no innovar por espacio de varios años y que al final la Cámara de Apelaciones, conformando el fallo de un juez de Crimen, reconoció la titularidad de la empresa, que la inescrupulosa funcionaria pretendía para sí. Así lo manifestó el titular de la firma ante empleados del Registro de la Propiedad en oportunidad en que se le negaba el otorgamiento de certificados de su propiedad.
No se sabe a la fecha si el señor Zakin, titular de la empresa Pinko S:A,, radicó la denuncia penal en los fueron de jurisdicción provinciales o si lo hizo en la Capital Federal en donde se radica su empresa.
También se recuerda una numerosa cantidad de “reconstrucciones” de matriculas de folio real sin que se cuente con antecedentes registrales, por la sola disposición de la entonces directora Marcela Soria Bussolini, sin que la misma recurriera a la justicia de aplicación, la que debe, previa acreditación, tener por reconstruido un hecho histórico previo a las probanzas del mismo.
Así se esfumaron por un tiempo, como por arte de magia, 50.000 hectáreas en el departamento Loreto, propiedad del señor Julio Daher, por lo que se dice que la funcionaria recibió unos 45.000 dólares por la reconstrucción del folio “perdido”. Ni hablar cuando por resolución interna dejó sin efecto una donación para que los anteriores titulares puedan hipotecar el inmueble.
Lo asombroso es que de esto, hasta el momento, nadie dijo ni mú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario