Por Facundo Peñaloza
El posible adelantamiento de las elecciones legislativas que determinarán si el oficialismo -de aquí en más- contará con quórum propio en ambas cámaras del Congreso de la Nación hasta el término del actual mandato presidencial, abre una serie de interrogantes en la arena política tanto en lo concerniente a lo nacional como a lo que acontece en nuestra provincia.
El desembarco del presidente del Partido Justicialista –y “Presidente de la Nación” en las sombras- a esta provincia, el día de la jura (lunes 16) del segundo mandato del gobernador Gerardo Zamora, exhibe más de una lectura, según sea vista desde las huestes del radicalismo santiagueño o desde la óptica de sus socios, que conforman un peronismo marginal.
Néstor Kirchner trató, por un lado, de minimizar la gran elección que hizo Eduardo Brizuela del Moral (jefe del Frente Cívico de Catamarca) días pasados, por la gran cantidad de votos con la que alcanzó el triunfo. Por el otro, cuando el 20 de noviembre Gerardo Zamora consiguió su ratificación, Kirchner no vino a Santiago y todavía no aclaró a nadie por qué ni siquiera vino a levantarle la mano al mendocino-santiagueño ni antes ni después de la elección.
Como que tampoco se dijo que en Santiago del Estero se careció de una oposición seria, ya que por primera vez en la historia, desde su fundación, el Partido Justicialista no presentó candidato a gobernador, concurriendo en alianza atípica con el Movimiento Viable que apenas alcanzó a sumar dos bancas sobre cuarenta en disputa.
Se viene el gran regalo
Lo cierto es que el ostensible maridaje Zamora-Kirchner no deja de sorprendernos desde que se conformó la denominada “Concertación Plural”, que consiste en patear el tablero partidario para adherir a la prebenda presidencial caiga quien caiga y cueste lo que cueste, al decir de la inolvidable Evita.
Trascendió el “rum-rum” de los pasillos gubernamentales diciendo que la generosidad de nuestro gobernador tampoco tiene fronteras, ya que decidió cederle al dueño del PJ nacional nada más y nada menos que la lista completa para diputado nacionales (tres bancas), lo que se interpretó que no se trata de otra cosas que del pago de favores políticos y de los otros que el co-presidente viene a cobrar el día de la re-asunción.
Otra vez se coloca sobre la mesa de la cocina a las alicaídas instituciones provinciales, mostrándose -para el caso de ser así- un desprecio desmedido por la mentada calidad institucional.
El canje de candidatos de un sector, disfrazados dentro de las boletas y las estructuras del adversario es una afrenta más para el electorado provincial, quienes concurrirían a votar las listas de su partido, pero con candidatos que representan a la oposición.
¿Enroque en el toma y daca? Los radicales mastican para adentro sin salir de su asombro ante el inminente canje de prioridades en el poder. Muchas gracias dicen los peronistas. Y los candidatos con la mejor cara de piedra.
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