El jefe de policía, Marcelo David, (a) “El Líder” (como lo llaman sus apóstoles), se tomó el atrevimiento de disponer el seguimiento del jefe de Gabinete, Elías Suárez, mano derecha y amigo del gobernador Gerardo Zamora.
La orden surgió tras una reunión en el despacho del subjefe de policía, Omar Quiroga, discípulo de Musa Azar y ex jefe de Asuntos Internos del comisario general condenado. Las fuentes cuentan que Quiroga y Pato se reunieron en el cuarto piso de la jefatura tras recibir un informe confidencial del comisario mayor Monte, jefe del DIC (Dirección de Inteligencia Criminal), léase D-2.
Este informe reflejaba que por versiones y testimonios recogidos de comisionados, dirigentes, diputados y hasta intendentes, el gobernador Zamora iba a designar para su segunda gestión como ministro de Gobierno a su mano derecha y amigo, Elías Suárez. De inmediato, esta información fue trasladada por el mismo Pato a su “único jefe” (como siempre repite) al ministro de Gobierno, José Emilio Neder, que no vio con buenos ojos esta supuesta designación.
El jefe de Policía le aconsejó a Neder realizar una “vigilancia discreta” al jefe de Gabinete, ya que otras informaciones del D-2 aseveraban que los fines de semana, al menos en tres confiterías (dos de ellas ubicadas en hoteles de la ciudad) Suárez mantenía reuniones en mesas de café.
Pato habló con el jefe del D-2 y le dijo que necesitaba dos de sus mejores hombres para realizar la tarea. Monte recomendó al veterano agente que conformaba el equipo de Musa Azar, Nicómedes Marcos como jefe del escuadrón de seguimiento.
El objetivo de estos agentes era informar con quién o con quiénes se reunía Suárez para así conocer si la versión del alejamiento de Neder era verídica.
El trabajo se realizó durante un mes, pero los espías no encontraban un personaje interesante que podría relacionar al actual jefe de Gabinete con su supuesto nuevo cargo, el de ministro de Gobierno.
Los informes confidenciales que llegaban al despacho de Pato reflejaban que Suárez salía con su familia, se reunía con “desconocidos” y que un par de veces lo hizo con el empresario Gustavo Ick.
No había nada sospechoso hasta que el espía Marcos y su acompañante quedaron al descubierto. “Creo que nos voltearon”, le dijo Marcos a un sorprendido Monte.
Un par de horas después, Pato recibió la información en el cuarto piso de la jefatura y maldijo a todos, incluso amenazó con trasladar a los “inoperantes”. Allí la misión se abortó.
Los días pasaron. Neder y Suárez reasumieron sus cargos. Suárez ni se imaginaba que era blanco de espionaje al mejor estilo Musa Azar.
Marcelo Pato también fue confirmado.
Entonces, ¿quién lo banca?
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