Por Balbán Ortiz
Lo peor que le puede pasar a un político en carrera, es que se le note el miedo. Y por ahí cantaba Garay.
La nueva y demencial jugada que proyecta el ex presidente Néstor Kirchner de exigirle a todos los gobernadores e intendentes que encabecen las listas de diputados y senadores nacionales, (sin que tengan que asumir al fin de la elección en que resulten electos,) para morigerar la estruendosa derrota que le anticipan las encuestas, es más que una burla y se la entiende como una verdadera cachetada a la buena fe de la ciudadanía, que mira con ojos de asombro, la desesperación del matrimonio gobernante ante el inminente perdida del poder real.
Todos los “ensayos de laboratorio” que está pergeñando el presidente del partido justicialista parecen no alcanzarle para consumar su propósito de mantenimiento y gobernabilidad de su cónyuge, tampoco le alcanzan para retornarlo a la cima del poder delegado, como si nuestras instituciones se asemejasen a una sucesión monárquica.
El periodista Mariano Obarrio, en nota publicada en el diario la Nación, advierte con claridad los tejes y manejes de un Néstor Kirchner que parece jaqueado por la impotencia ante el estruendo que sabe ya se avecina.
“Se intentará convencer a los gobernadores amigos del ex presidente Kirchner, como Jorge Capitanich, de Chaco; Gildo Insfrán, de Formosa; José Luis Gioja, de San Juan; Daniel Peralta, de Santa Cruz; Gerardo Zamora, de Santiago del Estero; Juan Urtubey, de Salta; Celso Jaque, de Mendoza; Sergio Urribarri, de Entre Ríos, y Maurice Closs, de Misiones. Según confiaron a La Nación, en Olivos descuentan que ‘habrá costos’. ‘Es preferible pagar costos a una derrota segura, que sería mucho más dolorosa. De esta manera se hará un control de daños’. Es a todo o nada. Vamos a defender la gobernabilidad y el modelo, hay que comprometer a todos", dicen en Olivos.
Aquí, el gobernador Gerardo Zamora tendrá que contestar el convite del doble comando presidencial a ser parte del armado peronista, sometiéndose a integrar como candidato en primer termino, las listas para diputados nacionales. ¿Lo hará? Se cuestionan desde el entorno de la casa de gobierno sin dejar de mencionar los peligros del riesgo en la aceptación.
Muchos lo votarán a dos manos para se vaya, comentan algunos. Otros dicen que esa estrategia es más peligrosa que jugar a la ruleta rusa. No olvidar que últimamente en la provincia parece que nadie quiere votar, según las estadísticas, desde que asumió Zamora a la gobernación. De ahí el bajo caudal de sufragantes -menos del 50%- registrada en el mes de noviembre pasado.
De ser así es casi seguro que habrá un voto rechazo al manoseo institucional, por más que se ponga al frente de la elección al propio gobernador de la provincia recién asumido.
Los santiagueños parecen haber perdido el buen humor desde que las cuentas les cierran cada vez menos, la acechanza del dengue golpeando puertas dentro de la provincia y el vox populi que trasciende sobre la gran cantidad de "funcionarios ricos" que poco se preocupan por el destino de su pueblo.
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