Por Edgardo Guantay
El jueves por la noche, la comunidad educativa de la escuela Dalmiro Coronel Lugones, en la ciudad de La Banda, ubicada a 8 kilómetros de la capital santiagueña, fue epicentro de una feroz pelea entre bandas de adolescentes de entre 15 y 18 años, que a la hora de ajustar cuentas no dudaron en utilizar armas de fabricación casera y provocar un verdadero caos en la institución.
El violento episodio no se convirtió en tragedia por el rápido accionar de las autoridades, que apenas comenzaron los incidentes dieron intervención a la Policía.
Hubo dos menores con heridas leves, que podrían haber sido provocadas por perdigones.
Según confiaron fuentes policiales a PERFIL, los incidentes se registraron durante el segundo recreo del jueves, cuando un grupo de cerca de diez menores, provenientes del Barrio Menéndez, tomaron por asalto la escuela con el objetivo de ajustar viejas cuentas con los alumnos del Barrio Agua y Energía, con quienes están enfrentados desde hace años. A fuerza de cascotazos, disparos con tumberas y armas blancas, ingresaron al patio del establecimiento educativo para “dejar bien claro quién manda”. La pelea podría haber terminado en tragedia, cuando se escucharon dos disparos y dos alumnos terminaron ensangrentados. Los intrusos se dieron a la fuga, para evitar ser atrapados por personal policial de la Seccional 15, que se acercó al lugar. Algunos aseguran que los integrantes de la banda del Barrio Menéndez contaron con el apoyo de algunos alumnos de la escuela, que les facilitaron el ingreso. Y no se descarta que algunas de las armas de fabricación casera que se utilizaron hayan sido ingresadas por los propios alumnos.
Hasta el cierre de esta edición, nadie se atrevía a confirmar los motivos que habrían generado el enfrentamiento, pero según coincidieron en señalar vecinos, profesores y personal policial, las peleas entre las barras son de vieja data y se potencian por la situación marginal en la que viven sus integrantes. “Siempre se están peleando, los que vivimos cerca de la escuela tenemos que volver temprano a nuestras casas, porque después de las siete de la tarde es imposible ingresar a la zona. Los cascotes, los disparos de tumberas y las grescas atemorizan hasta al más valiente”, señala un vecino del Barrio Agua y Energía. “Si no toman cartas en el asunto, pronto vamos a tener una tragedia”, agrega.
Desde el juzgado que investiga los hechos, confirmaron que cuatro de los sujetos que tomaron la escuela estarían identificados, aunque ninguno de ellos hasta ahora ha sido detenido.
La que todavía no encuentra calma ante lo acontecido es la directora del establecimiento, María Cristina Torres, que pidió la colaboración de los padres y del Estado para poner fin a la ola de violencia que azota a la escuela.
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