Por Julio Rodríguez, corresponsal de Clarín, de Buenos Aires.
El policía Jonatan Barrera, asesinado por uno de los tres carteles que funcionan en la ciudad de Frías. |
Toda la historia cierra, pero nadie se atreve a hablar de ellos en voz alta. Se presume que son mexicanos y tendrían campos en Recreo, pero viven bajo la pantalla de un aserradero en Frías.
En esta ciudad de unos 25.000 habitantes, ubicada a 145 kilómetros al oeste de la capital santiagueña, en el límite con Catamarca, se comenta que la droga “corre como la Coca Cola”.
“El jefe de la familia vino de Buenos Aires hace unos años porque tenía problemas con otras bandas ; hasta se dice que lo habían secuestrado y le cortaron un dedo”, cuenta un funcionario municipal a Clarín.
El hombre tiene 55 o 60 años, es padre de familia y una de sus hijas “está de novia con quién todo el mundo señala como el vendedor de drogas número uno en Frías”, asegura el mismo funcionario.
El joven novio de la hija de “el narco” estuvo detenido 9 meses hace más de un año, cuando se lo vinculó a un cargamento de 80 kilos de marihuana secuestrado en Misiones, aseguran en Frías.
“El narco fue el que habría puesto el dinero para sacar a su yerno”, contaron a Clarín diversas fuentes que, para evitar problemas, prefieren el anonimato.
Las sospechas sobre actividades narco en la zona tienen un antecedente fatal. El 5 de enero de este año, Jonatan Barrera, un joven policía de 23 años, fue encontrado asesinado de dos balazos en el paraje El Taco, en las afueras de Frías. El motivo del crimen: la hermana de la víctima “sería adicta y su hermano habría intentado detener a los que le proveen drogas”, contaron los investigadores.
Clarín publicó el 22 de febrero los pormenores del asesinato del policía. En esa oportunidad, el tío del joven, el pastor evangélico Flavio Sánchez, aseguró que a Jonatan “lo mataron porque estaba investigando la ruta de la droga y tenía un croquis marcado con los puntos donde se vende”.
Por este caso, se descabezó a la cúpula de la comisaría 23 de Frías y se encarceló a 11 policías, compañeros del asesinado, incluido un comisario de apellido Juárez, ex suegro de Jonatan. También se detuvo a dos colombianos vinculados con el consumo y tráfico de drogas en esa ciudad del oeste santiagueño.
El tema viene de hace tiempo. Un informe de Clarín reveló, el 18 de febrero de 2006, que en el sur de Santiago -en el límite con Santa Fe- existían 12 pistas clandestinas operadas por “narcos” en complicidad con policías locales. Un “arrepentido” detalló la operatoria.
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