Por Agencia Informativa Católica Argentina.
El pueblo de la Villa Nueva Esperanza, Pellegrini, en la procesión con la imagen de su patrono San Roque. |
“Todo fruto de la falta de caridad y amor al prójimo. Decirle sí a la vida, es vivir la vida desde el amor”, subrayó parafraseando el lema de las fiestas patronales en honor de San Roque, que presidió en la localidad santiagueña de Nueva Esperanza.
“La misa central fue en la plaza San Martín, desde donde partió la procesión por las calles del pueblo hasta llegar a la parroquia Nuestra Señora de la Merced, en cuyo interior fue venerado el santo patrono.
El prelado subrayó que “estar aquí presentes en esta fiesta de San Roque y creer en Jesucristo significa modificar nuestra mirada sobre el hombre. Esa mirada debe ser una mirada de confianza, de esperanza”.
No obstante, advirtió sobre “múltiples violaciones a los derechos de la persona humana que hieren dolorosamente la conciencia de todo hombre de buena voluntad”.
Droga y alcohol
Tras enumerar una lista de esos derechos trazada por el beato Juan Pablo II, puso el acento en el “derecho a la vida, desde su concepción hasta su conclusión natural”, y lamentó que “por desgracia, también después del nacimiento hoy vemos como la vida de los niños sigue expuesta al hambre, a la miseria, a la enfermedad, a los abusos, a la violencia, a la explotación”.
“Como lo he afirmado anteriormente, el fenómeno del consumo de alcohol y de la droga entre los jóvenes presente en nuestra sociedad, es una creciente y preocupante realidad. De hecho la droga y el alcohol no entran a la vida de una persona como un rayo sino que, como la semilla, echa raíces en un terreno por largo tiempo preparado”, puntualizó.
“Todos nos tenemos que empeñar en construir un pueblo mejor; lleno de valores. Nueva Esperanza es una invitación a convertir nuestras vidas en signos de esperanza para los que nos rodean. Pidámosle hoy al Señor, por intercesión de San Roque, que nos ayude a saber caminar superando las dificultades y que luchemos contra todo aquello que degrada y destruye la convivencia humana y la convivencia social. Que Nuestra Madre, la Virgen María, sea estímulo de nuestra esperanza y de nuestra alegría”, concluyó.
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