Por Roberto Azaretto.
José Manuel de la Sota le dijo no a Cristina. Cuando la Presidente le pretendió imponer su voluntad como titular del unicato gobernante, designando ella al candidato a vicegobernador y deseando la lista de legisladores provinciales y nacionales, el ex gobernador de Córdoba demostró que defendía la autonomía de su distrito como dirigente partidario, y de su provincia como político cordobés y no cedió como tantos serviles que degradan las instituciones.Cristina pretendió nominar como candidata a vicegobernadora a una ex legisladora que votó a favor de la resolución 125 en el debate por las retenciones a los agricultores en el 2008. Es decir alguien que votó contra los intereses del pueblo cordobés.
De la Sota en cambio sostuvo la candidatura de la intendente de Laboulaye y diputada nacional en el 2008, que votó por los intereses del pueblo de su provincia.
Con este comportamiento, el ex gobernador cordobés está recibiendo los apoyos de Duhalde, Rodríguez Saá y de oficialistas que se preparan para el 2015, y que a partir de las aplastantes derrotas de Cristina en la ciudad de Buenos Aires y en Santa Fé se desmarcan, como el senador Pampuro, los gobernadores Scioli y Urtubey. Éste último fue el adelantado cuando venció al candidato de Julio de Vido en las elecciones donde fue reelecto.
Ante la magnitud de las derrotas anteriores y el desastre que se avecinaba en Córdoba, ahora Cristina anuncia que apoya a De la Sota. Así concluye la saga que quisieron construir a partir de la victoria en Catamarca gracias a la reconciliación con los Saadi, a la que siguió la reconciliación con Menem en la Rioja.
Lo que pasa es que una elección en Catamarca, gane quien gane, es una elección provincial. En Santa Fe, Buenos Aires o Córdoba siempre son elecciones nacionales.
Lo cierto es que José Manuel de la Sota ha logrado por acción y omisión, y por lo que pasa en otros rincones del país, unificar al peronismo en esta elección.
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