De nuestra corresponsalía en Buenos Aires.
Macri, en otra “fiesta PRO”, con mucha frescura y un signo claro de “la nueva política”. |
Así concluye una semana terrible para la Presidenta en la que recibió el golpe más fuerte de su carrera política al ser definida por Alberto Fernández, el hombre que llevó al matrimonio Kirchner al poder, de mentirosa, fabuladora, y de personalidad dual que inventa “un relato” a su medida.
Una elección en el distrito más rico del país con un PBI por habitante superior a los 3o mil dólares por habitante, tres veces más que el promedio nacional, con la casi totalidad de la población con estudios secundarios y más de la mitad universitarios, implica señales nacionales.
No puede olvidarse que Cristina confeccionó como en todo el país la lista oficialista de legisladores locales votada sólo por el 14 % de los ciudadanos.
No es un detalle menor una concurrencia del 70 %, en un día frío con temperaturas menores a cero grado, que alejó de los comicios a los mayores de setenta años y con un resultado cantado.
Merece destacarse que esta vez el candidato derrotado, el senador Daniel Filmus felicitó al ganador Mauricio Macri, y que Cristina lo llamó por teléfono, aunque un rato después el ministro del Interior le echó la culpa de la derrota al diario Clarín y pretendió ningunear a un periodista de TN.
Queda claro que en los distritos donde la población no depende el Estado, y la libertad prensa aún se mantiene, el gobierno nacional pierde las elecciones y su imagen se deteriora día a día.
La ineficacia, la inflación, los problemas con los combustibles, las mentiras del relato oficial, la crispación, las mentiras sobre la historia, el fracaso en disminuir la pobreza y la brecha entre ricos y pobres y una colosal corrupción, se están reflejando en los resultados electorales.
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